ASIA/SRI LANKA - Hacia la Jornada de las Misiones: la pandemia es una oportunidad para donar la misericordia de Dios a los que sufren
Colombo – “La pandemia Covid-19 es la mejor oportunidad para comprender y experimentar que nuestra llamada pasa por ayudar a los pobres, pasar tiempo con los que sufren, mover nuestro corazón hacia los indefensos y desesperados, para llevar la misericordia y el amor de Dios Padre a cada persona. La llamada del Papa en estos tiempos difíciles es un estímulo para los religiosos, sacerdotes y laicos bautizados: no podemos quedarnos ‘enterrados detrás de las puertas cerradas’ en busca de seguridad y preocupados por nuestro bienestar. Los protocolos antivirus existentes han dejado a las personas con una necesidad desesperada de relaciones sociales y empatía mutua: podemos ser faros de esperanza y un signo de la certeza de la presencia de Dios en medio del sufrimiento”: así lo dice a la Agencia Fides la Hermana Alexander Lilly Rose, una religiosa de Sri Lanka de las Hijas de María Auxiliadora, comprometida en la Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias en Sri Lanka, en vísperas del mes de octubre, mes dedicado a las misiones, y con vistas a la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones .
“En primer lugar - dice la religiosa - invoquemos al Señor Todopoderoso, dejémonos impregnar de su divina presencia. Dirijamos nuestras energías, dando señal de estar unidos en la oración, siendo una Iglesia de rodillas que confía en Dios para combatir el virus y sus nocivos efectos. En segundo lugar, nos atrevemos a decir: Aquí estoy, envíame, Señor, en todas las circunstancias difíciles para que, con la gracia de Dios, en nuestra incapacidad y fragilidad, Él permita que su omnipotencia penetre en el corazón de hombres, realizando milagros”.
Comentando el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones, titulado "¡Aquí estoy, mándame!" , añade la religiosa: “La misión es una respuesta libre y consciente a la llamada de Dios; una llamada a la misión sólo se percibe cuando tenemos una relación personal de amor con Jesús presente en su Iglesia. La llamada no es una carrera. Una carrera promete estatus, dinero o poder. Una carrera es algo que hacemos por nosotros mismos, pero la llamada es algo que hacemos por Dios y su pueblo. Hay dificultades, sufrimiento, sacrificio, satisfacción, alegría y oportunidad de ser llamados y de ser instrumentos en las manos de Dios. Una llamada continua, hasta encontrarnos con Él en la eternidad. El Señor nos llama personalmente y nuestra respuesta es única. Cada vocación es una llamado a vivir en fe y dar luz, paz, compasión a la humanidad ".
Por último, sor Lilly Rose observa que “la llamada a menudo está ligada a lo que nos perturba profundamente,” como le sucedió a Moisés”. Luego, concluye, es necesario “descubrir la propia vocación, comenzando a orar por lo que nos perturba profundamente”. Pensando en el Covid-19 que se ha cobrado la vida de miles de personas y provocado el aumento de la pobreza, la inseguridad y la depresión, justo en este momento de sufrimiento, el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones 2020 es una invitación y un desafío dirigido a cada uno de nosotros”.
“En primer lugar - dice la religiosa - invoquemos al Señor Todopoderoso, dejémonos impregnar de su divina presencia. Dirijamos nuestras energías, dando señal de estar unidos en la oración, siendo una Iglesia de rodillas que confía en Dios para combatir el virus y sus nocivos efectos. En segundo lugar, nos atrevemos a decir: Aquí estoy, envíame, Señor, en todas las circunstancias difíciles para que, con la gracia de Dios, en nuestra incapacidad y fragilidad, Él permita que su omnipotencia penetre en el corazón de hombres, realizando milagros”.
Comentando el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones, titulado "¡Aquí estoy, mándame!" , añade la religiosa: “La misión es una respuesta libre y consciente a la llamada de Dios; una llamada a la misión sólo se percibe cuando tenemos una relación personal de amor con Jesús presente en su Iglesia. La llamada no es una carrera. Una carrera promete estatus, dinero o poder. Una carrera es algo que hacemos por nosotros mismos, pero la llamada es algo que hacemos por Dios y su pueblo. Hay dificultades, sufrimiento, sacrificio, satisfacción, alegría y oportunidad de ser llamados y de ser instrumentos en las manos de Dios. Una llamada continua, hasta encontrarnos con Él en la eternidad. El Señor nos llama personalmente y nuestra respuesta es única. Cada vocación es una llamado a vivir en fe y dar luz, paz, compasión a la humanidad ".
Por último, sor Lilly Rose observa que “la llamada a menudo está ligada a lo que nos perturba profundamente,” como le sucedió a Moisés”. Luego, concluye, es necesario “descubrir la propia vocación, comenzando a orar por lo que nos perturba profundamente”. Pensando en el Covid-19 que se ha cobrado la vida de miles de personas y provocado el aumento de la pobreza, la inseguridad y la depresión, justo en este momento de sufrimiento, el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones 2020 es una invitación y un desafío dirigido a cada uno de nosotros”.