Beirut – “Frente a los planes perseguidos por quienes quieren borrar del escenario de Oriente Medio la fisonomía única e inigualable del Líbano, la única respuesta eficaz sigue siendo la de volver a las ‘raíces’ fundadoras de la nación libanesa, inspirándose en ellas y con criterios para afrontar la crisis sistémica que atenaza al País de los Cedros”. Esta es la ‘línea’ propuesta por el cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas, en su discurso de presentación de hoy lunes 8 de noviembre, en la apertura de la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos del Líbano.
El encuentro, acogido por la sede patriarcal maronita de Bkerkè, ha contado con la presencia, además del cardenal Raï, de otros tres patriarcas católicos orientales , así como de numerosos obispos y superiores generales de los distintos grupos eclesiales católicos presentes en el Líbano.
En su discurso de apertura, el cardenal maronita ha resumido los factores constitutivos del marco institucional que caracterizan y protegen la singularidad del Líbano en la historia contemporánea. En primer lugar, el Patriarca Raï ha destacado la distinción original entre las instituciones político-estatales y las dinámicas confesionales, que, aunque de forma paradójica, ha garantizado el pluralismo y la diversidad como características de la convivencia libanesa.
El Patriarca ha subrayado que el principio de pertenencia a una nación común prevalece sobre las divisiones sectarias y debe reafirmarse para que el Líbano no se hunda en las arenas movedizas del sectarismo. El Pacto Nacional de 1943, citado por el Patriarca en su discurso, selló la historia del Líbano moderno, reconociendo que el “estatus de neutralidad” representa una especie de código de identidad de la nación libanesa desde sus inicios. Desde ese Pacto, el Líbano se ha comprometido con una política de neutralidad y no alineamiento, basada en los siguientes principios: ninguna protección, ningún protectorado, ningún privilegio o lugar privilegiado a disposición de ningún país, ya sea del Este o del Oeste, sino un estatus de patria soberana, libre y plenamente independiente.
El Patriarca ha continuado diciendo que la "fórmula libanesa", que prevé el reparto de los altos cargos institucionales y políticos entre cristianos, chiíes y suníes, es también una codificación ejecutiva del Pacto Nacional. Este reparto no está condicionado por los posibles cambios en la composición demográfica del país.
Sólo la fidelidad a estos rasgos genéticos de la historia libanesa puede, según el Patriarca maronita, garantizar la continuidad de la experiencia histórica libanesa, con todas sus preciosas "anomalías". Haberse desviado de esas directrices está en el origen de la crisis que agobia al sistema-país. Y ahora - señala el cardenal libanés -, hay intentos cada vez más descarados de aprovechar el último año del mandato presidencial de Michel Aoun como Jefe de Estado y la delicada temporada preelectoral para ‘borrar’ al Líbano y sabotear sus relaciones fraternales con otras naciones árabes. Se trata de un escenario inquietante, ante el cual -señala el Patriarca- todos los que se preocupan por la continuidad de la nación libanesa deben reaccionar de forma unida, sin dividirse.
Entre las numerosas urgencias políticas y sociales que asedian al Líbano, el Patriarca Raï se ha centrado en la última parte de su discurso en la crisis del sistema escolar libanés, y en particular en el estado de especial sufrimiento de las escuelas cristianas, columna vertebral de toda la oferta educativa nacional. “La trágica situación económica – ha dicho el cardenal libanés -, hace imposible que la mayoría de las familias puedan pagar las cuotas escolares. Como resultado, las escuelas católicas se están hundiendo en la deuda, sin encontrar ningún apoyo de las instituciones políticas nacionales. Esta deriva está destinada a tener consecuencias negativas a largo plazo en las jóvenes generaciones libanesas, cada vez más condicionadas por los procesos de manipulación de masas que operan a través de los medios de comunicación social”. De este modo – ha concluido el Patriarca maronita -, se corre el riesgo de erosionar para siempre la herencia de dedicación al servicio de la nación que representa la obra de las escuelas católicas, que Juan Pablo II, en su exhortación apostólica "Una nueva esperanza para el Líbano" , invitó a preservar como elemento precioso de la misión de la Iglesia en el Líbano.
.
Publicar un comentario