La Habana – Ante el clima de tensión y confrontación que se ha ido incrementando en los últimos tiempos, los obispos cubanos expresan algunas “consideraciones que brotan de nuestros corazones de cubanos y pastores del Pueblo de Dios”. En su mensaje al finalizar la Asamblea plenaria de la Conferencia episcopal cubana, los obispos en primer lugar reiteran: “Toda persona merece estima y reconocimiento de su dignidad, por su condición de ser humano e hijo de Dios, por ser ciudadano libre, sujeto de derechos y deberes. En consecuencia, todo cubano debería poder expresar y compartir libremente y con respeto, sus opiniones personales, su pensamiento o sus convicciones, incluso cuando disienta de la mayoría”.
Por ello, consideran que “cualquier acto de violencia entre nosotros, ya sea física, verbal o psicológica, hiere gravemente el alma de la nación cubana y contribuye todavía más al pesar, al sufrimiento y a la tristeza de nuestras familias”. De este modo no se puede construir un futuro de esperanza, y además, “la violencia contradice la voluntad de Dios”.
En su mensaje también afirman que “urge, cada vez más, la implicación de los cubanos en un proyecto de nación que involucre y motive a todos; que tenga en cuenta las diferencias, sin exclusiones ni marginaciones”. Además, consideran necesario “implementar mecanismos donde, sin temor a intimidación y represalias, toda persona pueda ser escuchada y se encaucen las insatisfacciones ante las duras realidades cotidianas que agobian a tantos, especialmente a los más empobrecidos y vulnerables”. Por lo que insisten: “Es imprescindible la implementación de los cambios necesarios, tan largamente deseados, que favorezcan una vida digna y feliz para todos los hijos, aquí, en esta tierra nuestra”.
Por último, piden un gesto de indulgencia para los que aún permanecen detenidos por los acontecimientos del pasado verano y exhortan a todos a no escatimar esfuerzos “para que se allanen los caminos del entendimiento, la reconciliación y la paz”; de tal modo que se puedan encontrar soluciones a los problemas.
Del 8 al 11 de noviembre, los Obispos Católicos de Cuba han tenido su 158 Asamblea Plenaria, durante la cual se han elegido a los miembros de la Presidencia y del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, así como a algunas Comisiones. Presidente: Mons. Emilio Aranguren Echeverría, Obispo de Holguín. Vice-Presidente: Mons. Arturo González Amador, Obispo de Santa Clara. Secretario General: Mons. Juan de Dios Hernández Ruiz s.j., Obispo de Pinar del Río.
Los Obispos han intercambiado ideas y experiencias con la Directora en salida de Cáritas Cuba y la nueva en entrada, compartiendo vivencias y testimonios sobre el trabajo de Cáritas durante el período de la Pandemia y la proyección presente y futura de la misma. Entre los temas que los Obispos han tratado con especial interés, además del análisis de la situación social, se encuentran el proceso sinodal en las diócesis, la eventual renovación y/o actualización de la estructura del Departamento de Coordinación Pastoral, la participación de la Iglesia Cubana en la Asamblea Eclesial Continental, el estado actual del Ecumenismo en Cuba y una primera redacción del anteproyecto del Código de familias.
Publicar un comentario