Budapest - La paz en la península coreana es un gran desafío y un gran compromiso para la Iglesia católica en Corea: así lo ha dicho el cardenal Yeom Soo-jung, arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, dirigiéndose a los participantes en el 52º Congreso Eucarístico Internacional en Budapest, Hungría. En un discurso titulado “La Iglesia en Corea: el camino, ayer, hoy”, pronunciado el 10 de septiembre, el cardenal Yeom ha presentado brevemente la historia de la Iglesia católica en Corea, y ha subrayado el importante papel de la Iglesia coreana a la hora de abordar una serie de problemas a los que se enfrenta la sociedad coreana actual.
El Arzobispo ha citado al Papa Francisco diciendo: “No es fácil construir esta paz evangélica. Requiere una gran apertura de mente y de corazón. Debemos ser artesanos de la paz, porque construir la paz es un arte que requiere serenidad, creatividad y laboriosidad”. Por tanto, ha proseguido “¿cómo adquirir estos dones tan necesarios para lograr la paz? Se me ocurren varias respuestas. La primera está contenida en las palabras de Cristo. Cristo nos invita a mirar hacia nuestro propio corazón, sin juzgar a los demás, sino conociéndonos a nosotros mismos”.
“El segundo paso hacia la paz – ha recordado -, es la oración. La oración alimenta en nosotros la presencia de Dios y nos da el Espíritu Santo, que es el Maestro de la oración, inspira y da creatividad”. El prelado ha explicado que la oración lleva a la presencia de Dios y une a los fieles en comunión”. Por eso, “desde hace 26 años, todos los martes nos reunimos en la catedral de Seúl para rezar por la reconciliación y la unidad del pueblo coreano y por la ‘Iglesia del Silencio’ de Corea del Norte, de la que soy pastor. También hemos pedido a los fieles que recen por una de las 57 parroquias que existían en Corea del Norte antes de la guerra. Este hermanamiento espiritual nos ayuda a no olvidar y a mantener vivo el recuerdo”. Y con emoción ha señalado: “El 15 de agosto de 2020 he elegido consagrar la diócesis de Pyongyang y toda Corea del Norte a Nuestra Señora de Fátima, Reina de la Paz, para que la Virgen vele y proteja esa tierra”.
Como muestra de la universalidad de la Iglesia, el cardenal Yeom ha querido sensibilizar a las demás Iglesias del mundo y hacerles partícipes del tema y del compromiso por la reconciliación y la reunificación del país: “Para ello, hemos organizado un foro internacional anual titulado: ‘Compartir la paz en la península de Corea’. Hasta ahora ha sido un intercambio muy fructífero. Compartir con otros la historia de nuestra propia nación y nuestra propia experiencia de fe nos ha enriquecido enormemente”, ha señalado.
A continuación, el prelado ha destacado algunos desafíos para la vida de fe en Corea en el momento actual: el predominio del egoísmo y el materialismo, la ausencia de ética, la falta de respeto a la dignidad humana, además de expresar su preocupación por las limitaciones a las actividades pastorales y a la evangelización, debido a la pandemia. Ante estas dificultades, ha dicho para concluir, “la Iglesia en Corea necesita la nueva evangelización, que es la fuerza que puede renovar la Iglesia coreana despertando en nosotros la audacia, la frescura y la alegría del Evangelio que hemos visto en nuestros mártires”.
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