Manila - "Los marineros filipinos forman parte del círculo de amigos de Dios. Desafían el peligro y sufren la soledad por el bien de sus familias y su país. Rezamos para que sigan siendo embajadores y fieles mensajeros de Cristo", dijo el obispo Narciso V. Abellana, a la cabeza de la diócesis de Romblon, y presidente de la Comisión para el Cuidado Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, dentro de la Conferencia Episcopal de Filipinas . En Filipinas, el Día Mundial del Migrante y del Refugiado coincide también con la celebración del Día Nacional de la Gente de Mar, es decir, de aquellos que trabajan en barcos, marineros activos o jubilados, pescadores o personas que se dedican a trabajar en el mar.
El Día es un recordatorio de que los marineros "realizan su trabajo con competencia profesional y sentido de la responsabilidad, manteniéndose fuertes en los momentos de tentación y soledad, inspirados por los valores de la cultura filipina y la fe cristiana", añadió Mons. Honesto F. Ongtioco, Obispo de Cubao, al celebrar la misa el 26 de septiembre en la Catedral de la Inmaculada Concepción, en Cubao y recordando que unos 400.000 de los 1,6 millones de marinos del mundo son de nacionalidad filipina.
En otro mensaje, el padre Jerry M. Orbos, misionero del Verbo Divino y comprometido con la pastoral de los marinos, dijo: "Hoy rezamos por nuestros marineros y sus familias. Que los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael sigan protegiéndolos, defendiéndolos y guiándolos. Que el Señor proteja a nuestros marineros filipinos de todos los peligros: físicos, morales y espirituales. Que el vínculo de amor y unidad con sus familias siga siendo fuerte a pesar de la soledad del trabajo, la distancia y la larga separación”.
Recordando la experiencia y las dificultades de los marineros y los emigrantes en el Día dedicado a ellos, el obispo Narciso V. Abellana señaló: "Cuando el 'diferente' trata de encajar en una comunidad determinada, encuentra dificultades y una aceptación no tan inmediata. Se les mira con recelo. La vida de un emigrante no es fácil, y la de un refugiado es aún más difícil. Hay prejuicios y discriminación, incluso entre los que nos declaramos cristianos y pertenecemos a la Iglesia católica.
El obispo apeló a "ser inclusivos, no sólo en el uso del lenguaje sino, sobre todo, en las relaciones humanas", recordando las palabras del Papa Francisco en su encíclica "Fratelli tutti". Comentando el Mensaje del Papa para la Jornada del Emigrante, titulado "Hacia un "nosotros" cada vez más amplio", el Obispo señaló que "a menudo tenemos miedo de la diversidad; sin embargo, la diversidad puede enriquecernos, debe ser acogida".
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