Brasilia - "El Día de la Independencia no debe vivirse como una simple fiesta, sino como un momento para celebrar la creencia de que todos los brasileños, cada uno con sus propias diferencias, dependen unos de otros. No se puede construir un país mejor, más justo y más fraterno con hostilidad, con acciones que busquen destruir a los demás”. Así lo afirma en un mensaje de video por el Día de la Independencia de Brasil, que se celebra hoy, 7 de septiembre, el presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil , arzobispo Walmor Oliveira de Azevedo de Belo Horizonte. En el mensaje, enviado a la Agencia Fides, el Arzobispo reitera la importancia de la democracia y la participación ciudadana como caminos que permiten articular las diferencias y enriquecerse en la construcción del presente y el futuro de Brasil, como respuesta a los desafíos planteados por Coronavirus.
"Celebramos un Día de la Independencia marcado por el dolor y muchas enfermedades", subraya el presidente de la CNBB refiriéndose a la pandemia Covid-19, e insta: "Este momento desafiante el que nos enfrentamos no va a ganar a la sociedad brasileña que es fuerte, que sabe luchar y ha superado muchas otras adversidades. Al final, la vida siempre gana, es lo que nos muestra el Maestro Jesús… Juntos construiremos una nueva era basada en la fuerza de la solidaridad”.
En su mensaje, el arzobispo Oliveira de Azevedo denuncia el clima hostil creado por la propagación de la agresión, a través de las redes sociales, que alejan de la fraternidad, el respeto a las diferencias y el diálogo. "La cultura de participación responsable y ciudadana se mantiene firme ante las manifestaciones antidemocráticas y el principio de solidaridad prevalece en todos los debates", ha dicho en su mensaje, destacando que la independencia de Brasil debe construirse todos los días. “Hay que preservar y fortalecer la democracia y sus instituciones”, ha declarado el Arzobispo, pidiendo el cumplimiento de la Constitución Federal de 1988.
En este día el Arzobispo de Belo Horizonte nos invita a pensar en los brasileños desempleados o subempleados, a escuchar el grito de los más pobres y vulnerables, a renovar el compromiso con la vida, y concluye: "En este 7 de septiembre, día de la Independencia, se nos hace una llamada hermosa y estimulante. Cada uno de nosotros, los brasileños, necesita ver las muchas riquezas que existen en nuestras diferencias. Es fundamental reconocer, sobre todo, que cada persona es similar, un hermano, una hermana. Cuando se reconoce la dignidad de la vida humana, que todos son hijos e hijas de Dios, se fortalece la fidelidad a los principios éticos que garantizan la convivencia”.
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