Maputo - En Mozambique el SIDA es una enfermedad que está considerada como un castigo y, por ello, el enfermo es a menudo repudiado por su propia familia y abandonado a su suerte. A pesar de la gratuidad de los antirretrovirales, muchos de los pacientes no son constantes en el tratamiento y lo abandonan. Porque, por un lado, no existen las condiciones para una alimentación adecuada y la ingesta de medicamentos con el estómago vacío provoca gastritis, mareos y otros problemas de salud. Por otro, a menudo es necesario complementar estos medicamentos con otros que sí se deben comprar y los pacientes no se lo pueden permitir. A esto se suma la falta de conciencia sobre la importancia del tratamiento.
Para tratar de hacer frente a este grave fenómeno, en 2008 la Confederación de Asociaciones Católicas del país africano fundó en Maputo el Centro Hakumana, que en xangana, la lengua hablada en algunas áreas del sur y centro de Mozambique, significa “acogida, familia, hogar”. “Se trata de un centro de día donde se acoge a madres con niños seropositivos y que les ofrece ayuda alimentaria, médico-psicológica, información y rehabilitación para todas estas familias que viven en el Bairro Maxaquene, uno de los muchos suburbios que de las afueras de la ciudad de Maputo”, explica a la Agencia Fides, sor Angelina Zenti, comboniana, referente del proyecto.
El proyecto brinda apoyo a 500 pacientes con SIDA, en su mayoría mujeres y niños, a menudo huérfanos, desnutridos y seropositivos. Les ofrecen medicinas, alimentos, refugio y también ayuda económica para pagar el alquiler.
“Entre los objetivos, -explica la hermana Angelina-, nos hemos propuesto ofrecer formación e información sobre el desarrollo de la enfermedad para evitar una estigmatización innecesaria y evitar su transmisión; mejorar la nutrición para madres y niños seropositivos; ofrecer cursos destinados a la reincorporación en el mundo laboral; y ayuda a los más necesitados pagando su alquiler o la mejora de sus viviendas”.
El centro también ofrece la opción de recibir cursos de corte y confección para aprender un oficio, cursos de información sobre enfermedades e higiene y un apoyo y una guía psicológica. Para los más pequeños les otorga la posibilidad de estudiar gracias a cursos de refuerzo y alfabetización. Las actividades del centro se llevan a cabo gracias a la colaboración de voluntarios, personal médico especializado y a las hermanas misioneras combonianas además de religiosas y religiosos de otras congregaciones.
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