Brazzaville - La corrupción, la mala administración de los ingresos petroleros, la falta de diálogo entre la mayoría y la oposición, un injusto sistema internacional de intercambios económicos y de financiamiento de la deuda, son las causas de la profunda crisis política, económica y social en la que vive la República del Congo. Lo han afirmado los obispos del país en un mensaje publicado al final de su sesión extraordinaria celebrada en Brazzaville del 8 al 9 de mayo.
Los Obispos dicen que están “profundamente convencidos” de que las dificultades que han afligido al país durante al menos tres años se derivan de la reforma de la Constitución, una reforma que la oposición no quería. De hecho en el mensaje de la Navidad del 2014, como recuerdan en el documento recibido por la Agencia Fides, los obispos habían advertido: “En un régimen democrático, nunca se ha visto ninguna reforma que haya despertado fuertes tensiones y protestas y que haya traído beneficios para el pueblo, en consecuencia, un cambio de la Constitución en medio de divisiones pondría en peligro la paz social”.
En 2015, un referéndum constitucional sancionó la adopción de una nueva Carta Constitucional que permitió al presidente Denis Sassou Nguesso volver a presentarse a las elecciones del 2016, las cuales ganó a pesar de las fuertes protestas de la oposición y de una parte de la población.
“¿Qué podemos decir sobre la crisis en el Pool?” se preguntan los obispos haciendo referencia al Departamento del Sudeste “sacudido desde 1998 regularmente por crisis y conflictos armados” que a pesar de los numerosos acuerdos de paz y desmovilización de los combatientes, continúa viviendo en inseguridad y violencia. Los Obispos subrayan que para resolver la crisis en el Pool es necesario sacar a la luz “sus causas y consecuencias, pero sobre todo las responsabilidades de unos y otros”.
En el plano económico, la población se está muriendo de hambre, hasta el punto de que “en las familias, la única comida diaria que era la norma parece que es cada vez más un privilegio”. “La caída en el precio del petróleo no explica todo”, dicen los obispos que se preguntan cómo se han manejado las enormes ganancias de los años de las 'vacas gordas' y por qué el estado ha negociado acuerdos de deuda que son tan desfavorables para las arcas públicas.
Como resultado, los salarios no se pagan, los sistemas de salud y educación están destrozados, los precios de los alimentos continúan aumentando, “excepto el de la cerveza que sigue bajando”.
Entre las recomendaciones propuestas por los obispos, existe un diálogo sincero entre las fuerzas políticas; una auditoría internacional de la deuda congoleña; la creación de un cuerpo independiente para luchar contra la corrupción. Y por último, la Conferencia Episcopal lanza un llamamiento “a los gobiernos de los países del norte, para que ayuden a los congoleños a recuperar el dinero custodiado con impunidad por ustedes. Estos fondos podrían servirnos para el desarrollo”.
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