Kinshasa - Mañana, 9 de febrero, se celebrará una misa en la catedral de Nuestra Señora de Congo, en Kinshasa, en sufragio por las víctimas de la manifestación del 21 de enero, tal y como ha anunciado el Comité de Coordinación Laico , un grupo de laicos católicos reconocidos oficialmente por la archidiócesis de Kinshasa. Como la manifestación del 31 de diciembre, también la del 21 de enero se organizó para exigir la aplicación del acuerdo, suscrito por la mayoría y la oposición el 31 de diciembre de 2016, para convocar finalmente unas elecciones democráticas, libres, transparentes y de acuerdo a la Constitución. Ambas convocatorias fueron contestadas con violencia por parte de la policía y del ejército, que lanzaron gases lacrimógenos y abrieron fuego. Entre las víctimas mortales se encontraba la aspirante a religiosa Thérèse Kapangala, alcanzada mortalmente por los disparos de la policía cerca de la parroquia de San Francisco de Sales de Kitembo. Después de una larga espera, el cuerpo de la joven debería ser devuelto a su familia hoy, 8 de febrero. Su funeral tendrá lugar mañana.
Algunos familiares de la joven, entre ellos su padre, oficial de policía, han tenido que mantenerse ocultos por culpa de las amenazas. Thérèse Kapangala se ha convertido en un símbolo de la lucha por la democracia en la República Democrática del Congo, donde el presidente Joseph Kabila todavía permanece en el poder a pesar de que su mandato expiró el 20 de diciembre de 2016. La dramática situación en el país ha llevado al Papa Francisco a anunciar una jornada de ayuno y oración por la paz en el mundo, especialmente, por los pueblos de República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Está prevista para el día 23 de febrero, primer viernes de Cuaresma.
Incluso la Comisión “Justicia, Paz e Integridad de la Creación” , de la Conferencia de los Institutos Misioneros en Italia , ha expresado su plena solidaridad con el pueblo congoleño en un comunicado enviado a la Agencia Fides, en el que “condena enérgicamente el uso de la violencia para reprimir las manifestaciones pacíficas en las que participaron ciudadanos congoleños desarmados que no portaban más que biblias, rosarios, crucifijos e imágenes religiosas. El CIMI “expresa su solidaridad con las familias de las víctimas y las comunidades de diferentes confesiones religiosas, que bajo el impulso de la CLC, están luchando, -pagando un gran precio-, por la democracia y el respeto de derechos como la libertad de opinión, expresión y reunión; y espera que, en vista de posibles futuros eventos, el gobierno congoleño, y en especial las autoridades competentes, se comprometan a garantizar su seguridad”.
El CIMI concluye invitando a “la comunidad cristiana italiana a acompañar, en actitud de solidaridad fraterna, al pueblo congoleño en su tortuoso camino hacia la democratización del país a través de la convocatoria de elecciones verdaderamente democráticas, transparentes, creíbles y pacíficas, en la fecha ya prevista con anterioridad”.
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