Kinshasa -Mientras que hoy 23 de febrero se celebra la jornada mundial de ayuno y oración por la paz en el mundo -y, en especial, en la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, convocada por Francisco-, siguen llegando a Fides noticias de episodios violentos en la República Democrática del Congo.
El domingo 18 de febrero varias personas secuestraron a un sacerdote católico. Se trata del padre Idelphonse Myatasi de Visiki que fue raptado junto con su conductor en Kambya, en la carretera entre las localidades de Cantina y Mabalako en el territorio de Beni, en Kivu del Norte. El sacerdote y el conductor fueron liberados el 19 de febrero al parecer gracias a la fuerte presión que hizo el pueblo. De acuerdo con la organización local de defensa de los Derechos Humanos, CEPADHO, en la zona se multiplican los secuestros de los que no se libran ni siquiera los sacerdotes.
El 17 de febrero fueron también secuestrados cuatro trabajadores de la ONG “Hyrolique sans Frontière” en el territorio de Rutshuru, en Kivu del Norte. Se encontraron dos de los cuerpos con heridas de bala. De acuerdo con el testimonio de uno de los supervivientes que logró escapar de las manos de sus captores, la muerte de dos de sus compañeros se produjo cuando los secuestradores intercambiaron disparos con un grupo armado rival. El cuarto de los rehenes fue liberado después del pago de un rescate. El secuestro de los trabajadores de HYFRO, una ONG local con base en Goma, puede acentuar las tensiones étnicas entre las diferentes comunidades en el territorio de Rutshuru. Los secuestradores pertenecen a la milicia Hutu, Nyatura, un grupo étnico de origen ruandés que en muchas ocasiones protagoniza escaramuzas con el grupo local Nande.
Las tensiones de hecho se convirtieron en violencia el 20 de febrero cuando en Mutanda, en el noroeste del Territorio Rutshuru, grupos de jóvenes de las comunidades Nande y Hunde incendiaron varias casas de la comunidad Hutu. Los jóvenes aseguraron que querían vengar así el asesinato de un miembro de la comunidad Hunde, asesinado durante la noche por presuntos milicianos Nyatura. Según el CEPADHO, toda la comunidad Hutu fue expulsada de Mutanda. Tal y como recoge el CEPADHO “se necesita con urgencia imponer la autoridad en la zona para evitar una escalada de las tensiones étnicas entre los Hutu, los Hunde y los Nande. De lo contrario, los esfuerzos por mantener la paz del gobierno y de la MONUSCO serán en vano”.
Como recuerda la Red de Paz para el Congo, “en la República Democrática del Congo, los continuos retrasos de las elecciones presidenciales son una de las principales causas de la actual violencia. Las autoridades fijaron recientemente el 23 de diciembre de 2018 como la nueva fecha de la votación. Pero desde finales de 2016, el líder congolés durante 46 años, Joseph Kabila, no hace sino retrasar el inicio del proceso electoral tanto como sea posible para permanecer en el poder cuando la Constitución del país le impide postularse para un tercer mandato.
Las hostilidades actuales han provocado unos 4 millones de desplazados en todo el país. En el noreste del territorio, especialmente en la región de Kivu, la población es víctima de numerosos grupos armados, a menudo financiados por hombres de negocios y políticos que tienen por objetivo explotar los recursos del rico subsuelo de forma clandestina. En la provincia central de Kasai más de 3.300 civiles han muerto en el último año por los enfrentamientos y se han hallado más de 40 fosas comunes. En cuanto a Sudán del Sur, se subraya que “en Sudán del Sur desde hace cuatro años se padecen las atrocidades de una brutal guerra civil. Según las últimas estimaciones, hay unos tres millones y medio de refugiados. Además, el país sufrió a principios de 2017 una dramática hambruna que afectó duramente a 5 millones de personas, la mitad de la población”.
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