Manila - La comunidad católica de Zamboanga, en la isla de Mindanao, en el sur de Filipinas, vivirá 40 días de ayuno y penitencia mientras el país se enfrenta a la pandemia de COVID-19. Como ha podido saber Fides, monseñor Moises Cuevas, administrador apostólico de Zamboanga, anunció la iniciativa “en solidaridad con quienes sufren los efectos de la pandemia”. “La Cuaresma de otoño” especial comenzará el 13 de octubre con el tañido de las campanas de las iglesias en toda la archidiócesis a las 20.00 horas, después del rezo del Rosario. En las semanas que preceden al tiempo penitencial, la catequesis se llevará a cabo en todas las parroquias para preparar a los fieles para este tiempo especial de penitencia y oración.
El prelado pidió a las parroquias que pusieran a disposición el Sacramento de la Reconciliación para fomentar una renovación espiritual y moral de todos los creyentes. El plazo de 40 días finalizará el 21 de noviembre, domingo de Cristo Rey, con un especial “camino penitencial” desde la catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción hasta el Santuario de Nuestra Señora La Virgen del Pilar, al que asistirán el clero y religiosos y algunos representantes de los fieles laicos de la archidiócesis.
La iniciativa se anuncia en la primera Carta Pastoral de monseñor Cuevas, recientemente designado por el Papa Francisco como administrador apostólico de Zamboanga. La carta también anuncia un programa especial de “catequesis sobre la Palabra de Dios”, con motivo del Domingo de la Palabra de Dios" que se celebrará el 23 de enero de 2022. Monseñor Cuevas anuncia que esta catequesis se llevará a cabo online “como una forma de acompañar a nuestros fieles y a quienes continuamente buscan refugio en la Palabra de Dios en estos tiempos difíciles”.
Entre otras iniciativas en tiempos de pandemia, el Administrador Apostólico también informa que la archidiócesis está creando puntos de solidaridad y caridad en las parroquias llamados “Gifted to Give” para seguir ayudando a los pobres. “Habrá una distribución continua de bienes materiales en nuestras parroquias para responder adecuadamente y atender a nuestros hermanos y hermanas necesitados”, explica. Todas las actividades serán guiadas y coordinadas por la nueva Oficina Archidiocesana para la gestión de la pandemia.
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