Abuya - “La pregunta crucial que este país no ha resuelto es, ¿quiénes somos los nigerianos? Por eso el país se ha convertido en una olla a presión”. Así se expresó monseñor Matthew Hassan Kukah, obispo de Sokoto, en una entrevista televisiva.
“Lo que nos pasa es que los temas polémicos nunca se han discutido”, añadió. “Nunca hemos tenido una situación en la que hayamos decidido qué tipo de sociedad queremos. Ahora lo que tenemos es una sociedad basada en alianzas étnicas, religiosas y de otro tipo”.
Por eso, el obispo asegura que “vivimos en una sociedad caótica, donde sobreviven los que se adaptan. Ahora en Nigeria, estamos incubando aquellas cosas terribles que hemos sufrido o que hemos dejado sin resolver”.
Monseñor Kukah también confesó que estaba preocupado por las violaciones de los derechos humanos y, en concreto, la libertad de expresión. “Es importante que quienes nos gobiernan sepan que la libertad de expresión es un derecho humano y que la libertad de expresión es un derecho otorgado por Dios y que nadie puede arrebatar”.
“Como cristiano, no es posible no estar molesto al ver una sociedad injusta. Jesús dijo que vino para que tengamos vida en abundancia”, subrayó. “Soy custodio de ese compromiso en virtud de ser cristiano y, sobre todo, de ser sacerdote”. “Debemos crear un entorno en el que todos sean libres de aspirar a ser lo que quieran ser”, concluyó monseñor Kukah.
En febrero los obispos nigerianos advirtieron ya de que “Nigeria corre el riesgo de desmoronarse” debido a la inseguridad que empuja a varios grupos sociales y étnicos a crear formaciones de autodefensa y a las políticas gubernamentales que parece que benefician a unos grupos por encima de otros. “Muchos han renunciado a la posibilidad e incluso a la aspiración de que Nigeria pueda ser un país unido. No es de extrañar que muchos actores estén llenando el vacío creado por la tangible quiebra del gobierno”, denunciaban entonces los obispos.
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