Bamako - ¡¿Qué podemos hacer todos juntos para ayudar a la hermana Gloria Cecilia Narváez en manos de los secuestradores desde hace 4 años y 6 meses?!, escribe la canadiense Edith Blais que compartió 5 meses de cautiverio en manos de los yihadistas junto a la religiosa colombiana de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, y que logró escapar en marzo de 2020 del grupo terrorista GSIM que la había secuestrado en Burkina Faso en diciembre de 2018.
La nota recibida en la Agencia Fides a través del P. Pierluigi Maccalli, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas secuestrado por milicianos yiadistas el 17 de septiembre de 2018 y liberado el 8 de octubre de 2020, está llena de esperanza y al mismo tiempo de preocupación por la suerte de la religiosa de la que, después de más de 4 años todavía no hay noticias.
“Compartió conmigo todo lo que tenía”, dice la canadiense. “La hermana Gloria me ayudó mucho durante mi encierro en el desierto. Es una gran mujer, profundamente abnegada, y me entristece saber que es precisamente esta característica la que la llevó a este infierno. Ha dedicado su vida a ayudar a los demás, yendo a países pobres y peligrosos para apoyar a las mujeres y cuidar de la salud de niños pequeños que probablemente no habrían sobrevivido sin esta benevolencia”.
“Me gustaría compartir una historia real, una verdad que desgraciadamente sigue existiendo hoy en día” - escribe Edith, que ha querido compartir su breve reflexión para hacer visible a los demás la realidad de la hermana Gloria. “Estaba trabajando en un orfanato cuando un grupo de rebeldes irrumpió exigiendo dinero. Por desgracia, las mujeres que trabajaban allí no tenían lo que buscaban los terroristas, ya que vivían casi sin nada. Temiendo que los agresores hicieran daño a sus compañeras, les rogó que la eligieran a ella si querían dañar a una de ellas, porque era la mayor de las cuatro. La escucharon y escaparon del orfanato, llevándola con ellos, adentrándose en el desierto en sus motos. Una travesía que duró varios días y que la marcará para siempre. La hermana Gloria está profundamente afectada por el síndrome de estrés postraumático y está sola. El sufrimiento que siente es grande, pero se mantiene fuerte y no pierde la esperanza. Siempre ha mantenido su fe en Dios, en la vida, en la humanidad”.
La canadiense concluye su llamamiento instando a seguir “manteniendo viva la esperanza y la historia de la hermana Gloria Cecilia Narváez, para que la humanidad piense en ella y la lleve en su corazón, como yo la llevo en el mío”.
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