El obispo Pablo Virgilio David, de la diócesis de Kalookan, vicepresidente de la Conferencia Episcopal también ha confirmado: “Como Iglesia católica ofreceremos y haremos todo lo que podamos para disipar los temores a la vacunación”, señalando que en muchas diócesis están ayudando a los gobiernos locales para favorecer la vacunación.
Los obispos también han declarado que apoyarán el programa de vacunación del país, agregando que proporcionarían o utilizarían las instalaciones de la Iglesia para establecer puntos de entrega de vacunas, especialmente en áreas rurales y remotas.
La vacuna, esperan, debería ser entregada primero a quienes trabajan “en primera línea”, como trabajadores de salud, ancianos, comunidades pobres y vulnerables, trabajadores esenciales y por último al resto de la población.
Una encuesta reciente en el país dice que muchos filipinos han expresado “dudas sobre la vacuna” por razones de eficacia o temores de efectos secundarios a largo plazo.
El gobierno filipino ha dicho que se espera que al menos 5,6 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus producida por Pfizer-BioNTech y AstraZeneca lleguen al país durante el primer trimestre de 2021.
Se espera que la nación reciba un total de 9,4 millones de dosis de los dos fabricantes farmacéuticos durante el segundo trimestre.
Las autoridades locales de Filipinas y el sector privado se están preparando para la campaña de vacunación, con los lugares de vacunación necesarios, el equipo de almacenamiento en frío y el personal. Filipinas, ha dicho el gobierno, planea vacunar a 70 millones de personas para 2021 para obtener inmunidad colectiva.
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