Puebla – Las organizaciones de la sociedad civil, los grupos de solidaridad y las comunidades católicas están ayudando a señalar las zonas más afectadas por el violento terremoto que ha sacudido al país el 19 de septiembre y al mismo tiempo se han movilizado para llevar su solidaridad a las víctimas y a las personas desplazadas. Ayer por la noche se contaban 43 muertos solamente en Puebla, 163 iglesias con daños estructurales y 1.700 casas destruidas. Son cifras difundidas por las autoridades de esta zona tras el terremoto de magnitud 7,1 en la escala de Richter que ha golpeado sobre todo a Puebla. En todo México, son más de 217 las víctimas del terremoto, y el balance todavía es provisional.
La Iglesia Mexicana se ha movilizado para consolar a las víctimas y para aportar la asistencia necesaria. El obispo de Puebla, Mons. Felipe Pozos Lorenzini, celebró ayer una Misa por las 12 víctimas de la ciudad de Atzala antes de su entierro. En esta comunidad, el nombre de Arizbeth Escamilla será recordado porque con tan solo dos meses de vida ha sido la primera en morir enterrada por el colapso del techo de la iglesia donde iba a ser bautizada, en la iglesia de Santiago Apostol de Aztala, a unos 170 km al sureste de la ciudad de México. Bastaron pocos segundos del terremoto para que el techo de esta iglesia del siglo XVII se viniese abajo. Entre los sobrevivientes de la tragedia que ha marcado esta comunidad, se encuentra el párroco local.
Ayer, en la audiencia general, saludando a los fieles de habla española en la Plaza de San Pedro, el Papa se dirigió hacia el país latinoamericano devastado por el terremoto con estas palabras: “En este momento de dolor, quiero expresar mi cercanía y oración a toda la querida población mexicana”, invitando a los presentes a elevar “una oración a Dios para que acoja en su seno a los que han perdido la vida, conforte a los heridos, sus familiares y a todos los damnificados”.
El terremoto se ha producido apenas doce días después del terremoto de magnitud 8,2 que azotó el país a principios de septiembre, causando al menos 98 muertes. El epicentro se registró en esta ocasión a 12 km al sureste de Axochiapan, en el estado de Morelos, a unos 160 kilómetros de la capital. México, precisamente el 19 de septiembre recordaba un trágico suceso similar, es decir el terremoto de 1985 del que nunca se supo el número de víctimas reales: 3200 según cifras oficiales hasta llegar a 10 mil según otras fuentes.
El Secretario de la Conferencia Episcopal Mexicana , Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola, ha enviado a la Agencia Fides una declaración de los Obispos de México en la que se pide “al pueblo de Dios que se solidarice con los hermanos y hermanas que sufren por las diversas calamidades que han azotado nuestro país”. Muchas instituciones religiosas han reconocido la eficacia de la red de ayuda y solidaridad de la Cáritas Mexicana y de la Conferencia Episcopal, que ha trabajado sin pausa para apoyar a los hermanos afectados por el terremoto del 7 de septiembre, particularmente en los estados de Oaxaca y Chiapas. Esta red también es una preciosa ayuda ante este nuevo desastre.
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