Juba - “Es demasiado simplista describir el conflicto en Sudán del Sur como algo exclusivamente étnico. La lucha por el poder, la corrupción, la mala gestión de la leadership militar, política, de los recursos y la falta de libertad de base, son situaciones reales que complican enormemente el conflicto” escribe a la Agencia Fides el p. Daniele Moschetti, misionero comboniano que ha prestado servicio durante seis largos años en Sudán del Sur, país desestabilizado por una guerra civil dramática que estalló en diciembre de 2013. “Las divisiones étnicas siguen siendo una característica constante de la sociedad de Sudán del Sur desde hace décadas. En el pasado, han llegado incluso a debilitar la lucha por la liberación y esto es un factor importante dentro de la guerra civil actual. La gran diversidad étnica de este bellísimo país debería ser motivo de orgullo y no de sufrimiento” subraya el misionero. Además el p. Daniele evidencia la violencia que han sufrido los civiles, sobre todo las mujeres y niños, señalando algunos testimonios como el de Mary, de 23 años, madre de cinco hijos que dice: “La única forma de estar al seguro para las mujeres y los niños es estar muertos. No hay modo de estar a salvo mientras estas viva. Es horrible decirlo pero esta es la situación...”.
Los Combonianos también han vivido la violencia en su piel viendo destruir algunas de sus misiones como la de LominKajoKeji, en la provincia de Ecuatoria. “La misión calló primero en manos de los rebeldes y luego de los gobernativos. Fue saqueada y totalmente destruida; era una de las mejores misiones organizadas por nuestra provincia sursudanesa y estaba situada en la que era la zona más fértil y pacífica de los últimos años, pero ahora ha sido arrasada por completo” comenta el p. Daniele. “Nuestros hermanos y hermanas de la familia comboniana han decidido seguir a la población que se ha transferida en masa a los campos de refugiados en Uganda. La vida allí es realmente dura, no existen ni siquiera los servicios mínimos necesarios para poder vivir o al menos para sobrevivir. Cuando se tiene que gestionar a millones de refugiados, el problema humanitario le viene grande a todos. Pero la esperanza no ha muerto, continúa viva dentro de estas personas que luchan cotidianamente por sobrevivir con el deseo de ser rescatados y de regresar un día a su tierra”.
El p. Daniele Moschetti acaba de publicar un libro sobre el drama sursudanés, basado en su experiencia como misionero en el País.
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