Asunción – Los obispos del Paraguay, “conscientes de que el caminar evangélico de la escucha, la sinodalidad, el diálogo y la concertación, constituye la medicina apropiada para la salud social”, se encomiendan a la intercesión de María Santísima de Caacupé y a la oración de todos los cristianos, “para servir al Señor y a su Iglesia con el corazón del Buen Pastor que sana y protege a los más débiles y desamparados”. Esta es la exhortación del mensaje publicado por los Obispos de Paraguay al final de su Asamblea General Ordinaria, celebrada los días 8 y 9 de julio de forma presencial, mientras que la primera parte del encuentro, los días 5 y 6 de julio, se celebró de forma virtual. En el mensaje, recibido por la Agencia Fides, los obispos informan de que han compartido “momentos de oración y de reflexión sobre diferentes aspectos de la realidad eclesial y nacional, con actitud de escucha a los signos de los tiempos para buscar la voluntad de Dios”.
La “escucha”, es también una actitud fundamental que constituye el primer paso de preparación para la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, que se llevará a cabo en México, en el mes de noviembre de este año. Este acontecimiento, “es una experiencia que nutre la comunión de la Iglesia latinoamericana y la abre a la comunión universal” subrayan los obispos, animando “a todos los fieles a nivel personal y comunitario” a integrarse de manera activa y comprometida en este proceso. Luego anuncian la intención de realizar “iniciativas y acciones concretas de diálogo entre los diferentes sectores y protagonistas de la vida nacional, a fin de madurar propuestas y gestiones consensuadas, que brinden soluciones a los grandes desafíos y a las tantas necesidades de nuestros hermanos, en especial de los más afectados por la inequidad y la pobreza”.
El Año de la Eucaristía, que la Iglesia del Paraguay está viviendo este año con el lema “Lo reconocieron al partir el pan”, es una invitación a volver “al encuentro con Cristo en el misterio del Santísimo Sacramento”. Los obispos reiteran que “la misión de los discípulos nace y renace del fuego del corazón que escucha a Cristo vivo, quien sigue partiendo el pan para muchos, alimentando la esperanza de que con Él podemos vencer el desánimo ante las dificultades, las distancias que nos separan, los obstáculos que nos detienen”. Y exhortan: “Con Cristo debemos ser medicina en este tiempo, de la pandemia y la post-pandemia, que deja al descubierto las enfermedades que debemos erradicar, y son expresiones de diversas formas de corrupción moral, social e institucional, y que afectan la convivencia pacífica e impiden la vida digna de todos los que somos hermanos”. El Año del Laicado y coherencia de vida, preparado para el año pastoral 2022, nos interpela a la vivencia de la Palabra escuchada, que hace arder el corazón de los discípulos y la expresión del misterio celebrado en la Eucaristía : “Unidos a Cristo, todos los bautizados somos implicados al compromiso de ser “sal de la tierra y luz del mundo” con el anuncio y el testimonio”, exhortan los obispos.
En la sección final, el mensaje aborda la pandemia de Covid 19 y las consecuencias para los procesos educativos, señalando que “las nuevas tecnologías y las plataformas de comunicación son una gran ayuda en las circunstancias actuales, porque brindan una herramienta de gran utilidad, pero no sustituyen el contacto y el acompañamiento personal requeridos en el proceso educativo”, sin embargo se señala que “la brecha digital en las desiguales condiciones de acceso a los medios telemáticos, las carencias en recursos…”. Por esto piden que se continúe trabajando juntos: “Nuestro compromiso con las medidas de prevención necesarias deben seguir con paciencia, con celo por la vida y responsabilidad con todos. Las vacunas salvan vidas… El esfuerzo mancomunado de la ciencia, la medicina, los comunicadores sociales y las comunidades religiosas ayudan a disipar temores, aclarar dudas y promover la atención debida de todos los sectores de manera solidaria y garantizar la equidad en el acceso a las vacunas y a los recursos médicos. Es necesario que la administración pública siga brindando los recursos requeridos en esta emergencia, y se consolide el compromiso con la salud de nuestro pueblo”.
Expresando su gratitud a los médicos y al personal sanitario, y recordando a todos los fallecidos y a sus familias, los obispos concluyen el mensaje deplorando “tanta inseguridad, violencia, secuestro y atropellos a indígenas” reiteran la invitación a “extirpar otro mal endémico que viene poniendo en peligro nuestra convivencia social” y exhortando a los responsables de la seguridad y la justicia “a reforzar los medios para garantizar el respeto a los bienes y a la vida de toda la población”.
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