Vinh – “Es un día de gran alegría, un día de gran bendición en la Diócesis de Vinh, que se alegra por los 34 nuevos sacerdotes que serán misioneros fidei donum, allí donde el Señor les llame para anunciar y testimoniar el Evangelio”: así ha presentado Mons. Alphonso Nguyen Huu Long, obispo de Vinh, la solemne Misa de ordenación sacerdotal que ha presidido en la diócesis de Vinh ayer, 25 de julio. Según la información de la Agencia Fides, el obispo ha señalado: “Vivimos este momento de gran felicidad, en un momento de gran sufrimiento en muchas partes del mundo, especialmente mientras muchas personas están luchando duramente con la pandemia del Covid-19 en Vietnam. Esta misa de ordenación sacerdotal debería haberse celebrado en presencia de todos los sacerdotes de la diócesis, junto con otros muchos religiosos, seminaristas y fieles. Lo celebramos en presencia de un pequeño grupo, de la manera más sencilla y respetando los protocolos de prevención contra el Covid-19”.
Los nuevos sacerdotes, ha señalado el obispo, precisamente en esta dramática situación, serán como el ‘Buen Samaritano’, llevando cuidados y misericordia a los corazones heridos, y serán también misioneros en lugares remotos o incluso en otras diócesis, allí donde el Señor les llame a vivir. “La evangelización –ha recordado- es la tarea de todo bautizado; la misión de todo sacerdote es llevar a los hombres a Dios para recibir el don de la salvación y la vida eterna”.
El obispo ha recordado: “Los sacerdotes están llamados a mostrar su disponibilidad y alegría cuando son enviados para el servicio pastoral o para una misión en zonas remotas, en el campo pobre o en regiones de difícil acceso. Las personas que se encuentran en lugares de conflicto, o donde hay catástrofes naturales o un alto riesgo de contagio de pandemias necesitan realmente la presencia de los sacerdotes para tener consuelo material y espiritual, ayuda para superar el dolor, para recibir esperanza”.
“Los sacerdotes – ha continuado Mons. Alphonso Nguyen Huu Long- son apóstoles y han sido elegidos por Jesús para trabajar en su viña. Hoy en día, en nuestro mundo, no es fácil encontrar jóvenes dispuestos a dar su vida para servir a la gente en lugares difíciles y peligrosos. Pero el Señor sigue llamando a jóvenes dispuestos a llevar la semilla de la fe y el amor de Dios a los hermanos en dificultad”.
A continuación, el obispo ha explicado que donará algunos sacerdotes a otras diócesis necesitadas de sacerdotes, enviándolos en misión “para que todos los fieles tengan un buen acceso a la Buena Noticia del Evangelio”. “En el contexto de la escasez de sacerdotes, y mientras la población sufre gravemente la pandemia y otras cosas, tras un discernimiento en oración, he decidido compartir la mitad de estos nuevos sacerdotes con territorios aislados, en otras diócesis que carecen de sacerdotes. En particular, serán 'fidei donum' en la diócesis de Hung Hoa, en el norte de Vietnam, que abarca 10 provincias en zonas montañosas y bajas con unos 250.000 fieles pero un número limitado de presbíteros”.
Y ha añadido: “En la diócesis de Vinh somos bendecidos por Dios porque nos ha dado muchos sacerdotes y estamos contentos de compartir este precioso regalo con lugares donde la gente tiene gran necesidad de un sacerdote. Pedimos a nuestros nuevos sacerdotes que dediquen su vida al servicio y a la gloria de Dios durante el resto de su vida, sin preocuparse por el lugar en el que vivirán, sino pensando sólo en llevar almas a Dios”. Dirigiéndose a los nuevos sacerdotes, ha dicho: “Mostraréis vuestro amor a Dios y vuestro ardor, obteniendo muchos frutos de fe, diciendo en vuestro corazón: Señor, vengo a hacer tu voluntad. Demos gracias a Dios que nos ha dado 34 nuevos sacerdotes, para llevar la Buena Noticia, dispuestos a cuidar de los pobres y vulnerables”.
En esta fase de la pandemia, los católicos de Vietnam, en todas las diócesis, están trabajando para atender las necesidades materiales y espirituales básicas de las personas en las zonas de cuarentena y de otras personas necesitadas. Sacerdotes, religiosos y laicos católicos se ofrecen como voluntarios para servir, pastoral y espiritualmente, a los pacientes de los hospitales Covid, considerados un lugar de alto riesgo de contagio.
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