Loikaw – “En el estado de Kayah y en nuestra diócesis de Loikaw, los combates entre los militares y las Fuerzas de Defensa del Pueblo comenzaron a mediados de mayo. Y ya han provocado que más de 100.000 civiles huyan de sus hogares. Muchas personas han perdido la vida, se han quemado casas y destruido iglesias. En esta situación, la diócesis de Loikaw está prestando asistencia humanitaria a todos los desplazados desde mayo. Hemos atendido a más de 60.000 personas desplazadas en las diócesis de Loikaw y Pekhon, independientemente de su religión e identidad étnica, con ayuda alimentaria, refugio y asistencia sanitaria”: así lo explica a la Agencia Fides el P. Celso Ba Shwe, administrador diocesano de la diócesis de Loikaw, en el norte de Myanmar, describiendo la difícil situación del territorio. Desde febrero de 2021, con el golpe de Estado militar, las posteriores manifestaciones nacionales, la represión por parte de los militares y, por último, los conflictos armados en algunas partes del país “se ha generado un profundo sufrimiento, violencia, muerte y miles de desplazados”, recuerda.
El padre Celso Ba Shwe sigue explicando a la Agencia Fides: “Debido al movimiento de desobediencia civil de los trabajadores de la salud, el hospital general estatal de 500 camas en Loikaw casi ha dejado de funcionar. Desde entonces, la diócesis de Loikaw ha asumido la misión de proporcionar servicios sanitarios a todos. La antigua y pequeña clínica de Cáritas , situada en el recinto de la catedral, se ha convertido en un hospital del que dependen todos los habitantes de Kayah y de algunas zonas del sur del estado de Shan para recibir atención sanitaria. Debido al aumento del número de pacientes, todos los edificios de la iglesia se han convertido en pabellones para acoger efermos. Cirujanos, médicos, enfermeras, técnicos de servicios sanitarios, voluntarios y religiosas ofrecen su ayuda gratuita en estos repartos como una obra de caridad”. También ofrecen “cuidados especiales para pacientes internos y externos, con servicios para la infancia”, señala el administrador, pero, “debido al espacio limitado del dispensario de Karuna, hemos abierto otros dos dispensarios, uno en la parroquia de Daungankha y otro en la de Phruso. En la primera semana de junio, abrimos otro gran dispensario en el pueblo de Dorokhu, donde se han refugiado unos 7.000 desplazados internos”.
En este contexto, la pandemia se ha ido extendiendo. Además del conflicto, señala que “desde finales de junio se ha producido una tercera oleada de Covid-19 y el número de contagios aumenta cada día. En esta situación, la necesidad urgente de oxígeno para abastecer a los pacientes de Covid-19 se vuelve crucial. En todo el estado de Kayah sólo hay dos plantas de suministro de oxígeno y, entre ellas, sólo una es la planta de oxígeno médico. La necesidad de oxígeno para salvar vidas aumenta cada día, y una instalación más de producción y suministro de oxígeno es crucial para salvar las vidas de las comunidades étnicas de Kayah”.
“El gobierno militar - concluye el padre Celso Ba Shwe -, no tiene ningún plan especial para proporcionar oxígeno a los pacientes de Covid-19. En esta situación, hemos formado un Comité Municipal para construir una instalación de suministro de oxígeno. Como la diócesis está plenamente comprometida con otras obras de ayuda humanitaria, el Comité gestionará todo el proyecto. Hemos acordado que la diócesis de Loikaw comparta parte de los gastos de este proyecto. El coste estimado de la instalación es de unos 190.000 dólares. Recaudaremos los fondos localmente y también pediremos ayuda a donantes extranjeros”.
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