Cabo Delgado - Los esfuerzos del gobierno mozambiqueño por recuperar el control de las zonas ocupadas por los terroristas en la provincia de Cabo Delgado, gracias a la colaboración de los soldados ruandeses y de los enviados por los países de la Comunidad de Desarrollo de África Austral , están dando sus primeros frutos. Sin embargo, la situación sigue suscitando muchas preocupaciones entre la población local, que lucha por volver a sus hogares tras meses de miedo. Mientras tanto, se teme que los yihadistas, expulsados de las zonas anteriormente presidiadas, se trasladen a otras áreas, extendiendo el conflicto que ya ha desplazado a cerca de un millón de personas y ha dejado miles de muertos.
El padre Fonseca Kwiriwi, religioso pasionista, encargado de la comunicación en la diócesis de Pemba, capital de la región, describe a la Agencia Fides la nueva fase que vive la torturada provincia de Cabo Delgado: “En general la situación en Cabo Delgado y en las zonas liberadas es tranquila. Pero, por desgracia, los ataques no han terminado, sino que continúan, sobre todo en los pueblos más pequeños, en las zonas con poca población. Los pueblos más pequeños son víctimas de repetidas emboscadas y la gente sigue viviendo con miedo. Recientemente he visitado algunas de las zonas ocupadas por los terroristas, como Mocimboa da Praia y algunas zonas de la zona de Mbaú. Estas dos zonas en particular siguen considerándose de difícil acceso y sólo pueden entrar los militares. Todavía es imposible volver a vivir allí. Estamos hablando de una zona de arbustos densos, que en este momento no puede considerarse libre y preparada para recibir a la población”.
Para superar el impasse, el gobierno mozambiqueño solicitó el apoyo de las fuerzas internacionales. Han intervenido en la zona tropas ruandesas y soldados enviados por los países del Sadc .
“El ejército mozambiqueño, las tropas ruandesas y los soldados del Sadc están operando en la zona. Gracias a la acción conjunta de estas fuerzas, se produce un impacto que puede considerarse positivo. En general, parece que la acción militar conjunta está dando resultados que antes eran difíciles de conseguir. Sin embargo, ahora nos preocupa que el conflicto pueda trasladarse a otras zonas del país. Tras la reanudación del control de muchas zonas y la destrucción de las bases estratégicas de los terroristas -según informan algunas fuentes y el propio Gobierno-, los yihadistas buscan nuevas zonas que ocupar y podrían ampliar así el frente del conflicto. Evidentemente, el país sigue en estado de alerta máxima y el control es cada vez mayor, como lo demuestra la estrecha vigilancia de todas las entradas y salidas de los ciudadanos y, en particular, de las personas consideradas sospechosas. El Gobierno está llevando a cabo una serie de acciones destinadas precisamente a impedir la expansión territorial de los terroristas”.
El clérigo explica la acción solidaria de los cristianos: “La Iglesia siempre ha estado presente, desde el comienzo de la guerra, aportando ayuda de todo tipo para contener la crisis humanitaria. Hemos proporcionado alimentos, apoyado la construcción de casas y creado un centro permanente de asesoramiento psicosocial. En cualquier caso, estamos en medio de la gente y colaboramos con diversas organizaciones humanitarias internacionales para el sostenimiento de la población y la consecución de la paz”.
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