Santiago – El Comité Permanente de la CECh ha aprobado una iniciativa propuesta por la Comisión Nacional Justicia y Paz, a partir de la solicitud expresa de algunos constituyentes, para que el próximo Domingo 4 de julio de 2021 la Iglesia una su oración por las personas que ese día comienzan la relevante tarea de redactar una nueva Constitución Política de la República de Chile.
La intención de la oración universal que se rezará el domingo 4 de julio en todas las misas es la siguiente: “Te pedimos, Señor, por todas aquellas personas que, como miembros de la convención constitucional, en el día de hoy comienzan a redactar una nueva Constitución Política para nuestro país. Envíales el Espíritu Santo para que les asista con sus dones, de manera que puedan escuchar, dialogar y proponer una nueva constitución que custodie el bien común, fundado en la paz y la justicia”.
Al enviar el texto de la oración, el Comité Permanente espera que sea difundido ampliamente entre los sacerdotes y agentes pastorales que preparan la celebración litúrgica dominical, a fin de que esta plegaria pueda estar presente en todos los lugares donde se celebre la Eucaristía.
Al culminar un largo período de crisis que ha atravesado Chile en todos los ámbitos -político, económico, social y eclesial- desde octubre de 2019, con movilizaciones, violencia y enfrentamientos que no han salvado ni siquiera los lugares de culto, el plebiscito del 25 de octubre de 2020 sancionó el inicio del proceso de elaboración de una nueva Constitución, que se remonta a Augusto Pinochet. Con el 87% de los votos emitidos, el 78,2% de los ciudadanos votó a favor de cambiar la Constitución, frente al 21,8% que expresó su deseo de no cambiarla. Su redacción se encomendó a una “Convención Constituyente”, cuyos miembros fueron elegidos en las elecciones del 15 y 16 de mayo de 2021.
La Conferencia Episcopal del Chile publicó un documento con las principales enseñanzas del Magisterio de la Iglesia Católica en materia social, con vistas a la elaboración de la nueva Constitución. De este modo, la Iglesia chilena pretende proponer “el tesoro de sabiduría y de humanidad que ha recibido de Jesucristo, y lo ofrece a creyentes y no creyentes con la convicción de que estas enseñanzas iluminan las problemáticas sociales con la luz de Dios – como se lee en la presentación del texto -. En efecto, existen ciertos principios comunes e inmutables que unen a todas las culturas, que son independientes de los consensos1 y que la Iglesia busca enseñar con su Magisterio. Por eso ella espera que estas páginas sean un aporte al necesario diálogo constituyente en la búsqueda del bien común” .
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