Tapachula – “todos los que integramos esta familia diocesana de Tapachula, cada uno según sus posibilidades y responsabilidades, procuremos que a estos hermanos migrantes no les falte un pedazo de pan, no sean violentados ni asaltados en su paso por nuestra diócesis, no reciban muestras de rechazo ni desprecio y sientan, pese a las circunstancias tan adversas, que caminan entre hermanos y como hermanos, no como extraños, ni aventureros, ni delincuentes, ni exiliados, ni despreciados. Dios premiará el esfuerzo que cada uno haga por verlos, sentirlos y tratarlos como hermanos. Así como quisiéramos que trataran a nuestros paisanos irregulares en los Estados Unidos”. Es el llamamiento lanzado por Mons. Jaime Calderón Calderón, obispo de Tapachula, a los sacerdotes, seminaristas, a las religiosas y a los laicos de su diócesis, después de las noticias referidas a una nueva caravana de emigrantes provenientes de Honduras que se está moviendo para llegar a los Estados Unidos de América.
“Las declaraciones del gobierno federal y el silencio del gobierno estatal nos muestran que la postura oficial es, como en otras ocasiones, ambigua y titubeante” denuncia el obispo en su mensaje recibido en la Agencia Fides, titulado «responsabilidad y amor por nuestros hermanos». Al no tener certeza de que la caravana de los migrantes puede atravesar la frontera, llegar a Tapachula o continuar más allá del estado de Chiapas dice “Teniendo en cuenta esta incertidumbre, pero conscientes de nuestro deber cristiano como bautizados, hijos de Dios -Padre de todos sin diferencias ni distinciones- sentimos el deber de mostrar con sencillez, claridad y determinación nuestro pensar con relación a los hermanos que vienen en la caravana” continúa Mons. Jaime Calderón Calderón.
El obispo recuerda que la familia diocesana de Tapachula “siempre se ha distinguido por ser una Iglesia particular fraternal y solidaria que, desde su pobreza, se ha esmerado en mostrar el rostro misericordioso de Dios, siendo hospitalaria con los hermanos migrantes”. Su rostro es el del buen samaritano, por lo que “procuraremos que, de paso o en una estancia temporal o definitiva en nuestro territorio diocesano, los hermanos migrantes no acumulen más sufrimientos que las inclemencias que de por sí trae consigo un camino largo, tortuoso, accidentado, inseguro y violento”.
En su comunicado el obispo encarga a las diferentes comunidades, coordinadas por la Comisión de emergencia y por los Vicarios foráneos, el compromiso de asistir a los migrantes que atraviesan el territorio diocesano, pidiendo a Dios “que nos ayude, una vez más, a hacer esta labor con un alto sentido de responsabilidad y de amor por nuestros hermanos”.
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