“Nos enfrentamos a muchas cosas en Liberia -dice el misionero-, desde los preparativos para las nuevas elecciones a la Presidencia de la República dentro de un año y medio, que ven crecer una fuerte oposición y activistas. Hemos perdido al P. Charles Edmund Boyce, que fue nombrado administrador apostólico en junio de 2021 y falleció el 19 de septiembre, y ahora nos encontramos con un nuevo administrador diocesano. El difunto administrador apostólico estaba muy implicado en el diálogo interreligioso y el ecumenismo. Un gran testimonio de su apertura fue la conmovedora participación de fieles católicos, clérigos y religiosos de otras confesiones en su funeral, celebrado el 1 de octubre en la Catedral del Sagrado Corazón de Monrovia”.
En la nota enviada a la Agencia Fides, el P. Firmin, que es párroco de St. Dominic en Tubmamburg, en el condado de Bomi, así como responsable de "Justicia y Paz, Integridad de la Creación", a nivel de la SMA de Liberia, relata la gran implicación del P. Boyce que era originario del condado de Gbapolu, una zona dominada por los musulmanes. "Había experimentado a una edad temprana, el vivir y compartir con personas de otras creencias. Así, como de sacerdote, representó generosamente a los católicos en el Consejo de Iglesias de Liberia, organizó numerosos seminarios con los fieles de la religión tradicional africana y encuentros con la comunidad islámica. Como vicario general del arzobispo emérito, Lewis Jerome Ziegler, el padre Charles participaba a menudo en los debates sobre el buen gobierno y los derechos humanos".
"Debemos descubrir todos juntos lo que tenemos en común", concluye el P. Firmin, "lo que nos impulsa a la comunión". Hay que preservar el país, mejorar la economía, mantener la paz, proteger la tierra... se podrían añadir tantas otras cosas por las que podríamos trabajar juntos".
Liberia se encuentra en una situación desastrosa desde hace tiempo, con una inflación que no deja de aumentar, el desempleo, Covid-19 y el golpe de Estado en Guinea del 5 de septiembre, que derrocó al presidente Alpha Condé y entregó el poder al golpista, el teniente coronel Mamady Doumouya. En un intento de contener esta emergencia, el presidente Weah ordenó a las fuerzas de seguridad nacionales que aumentaran la vigilancia en torno a las zonas fronterizas, por temor a una afluencia de ciudadanos guineanos en la frontera.
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