Ciudad de México – En México, ha comenzado oficialmente la campaña electoral para las elecciones del 1 de julio, momento en el cual 89 millones de personas elegirán al Presidente de la República y a 18.311 cargos públicos, incluidos 128 senadores, 500 diputados federales, un gobernador, alcaldes, legisladores estatales y municipales. En este momento crucial para el país, los obispos están tratando de orientar a los fieles, con la esperanza de que se realice un ejercicio democrático de acuerdo con el espíritu cristiano, aprovechando las oportunidades que ofrece el momento presente.
En este contexto los electores, de los que la mitad se declaran indecisos, elegirán al sucesor de Enrique Peña Nieto de entre cuatro candidatos. El favorito, de acuerdo con todas las encuestas, es el candidato de la coalición de izquierda Andrés Manuel López Obrador, en su tercer intento. Favorecido por los jóvenes, está tratando de tranquilizar al sector financiero y al empresarial sobre sus políticas sociales. El abstencionismo, alrededor del 40% en los últimos años, es superior al 60% entre los jóvenes. Esta vez, la votación contará con más de 11 millones de millennials llamados a las urnas pero que se caracterizan por un comportamiento impredecible.
La ciudadanía está bastante desilusionada por la corrupción y el fracaso registrado en la lucha contra el narcotráfico y los “carteles” criminales: 12 mil desaparecidos, mientras que las instituciones republicanas han permitido el establecimiento de una alianza político-mafioso-empresarial.
En este contexto, y en un escenario socio-económico precario, el Episcopado mexicano ha emitido un comunicado en el que recuerda que “participar en la vida cívica y política de nuestras comunidades es una obligación ciudadana y cristiana que no podemos ni debemos obviar” . “Sólo participando – recuerdan los Prelados - podemos transformar positivamente nuestra nación, en fidelidad a sus orígenes y a su destino histórico”. Invitando a todos a “elegir a las personas, no a los partidos”, con valores sanos y comprometidas con el bien común, en particular los obispos piden que se persiga el criterio del “bien posible”, que hay que preferir siempre antes que el “mal menor”. Según la enseñanza de la Iglesia, comentan, “el mal moral no puede ser elegido nunca ni como fin ni como medio”. Recordando a los electores que “en contextos complejos e imperfectos lo que debe imperar es la búsqueda del 'bien posible', aunque sea modesto ”.
Por su parte, el obispo de Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo, el domingo pasado propuso a los fieles siete criterios a seguir para un votar en las elecciones. Superar la indiferencia y “acabar con el abstencionismo” es el primero. Al que le siguen la invitación a “reforzar con el voto el comportamiento ético de la sociedad para acabar con la corrupción”; en este sentido alerta contra la inmoralidad de “vender votos”, e invita a exigir a los candidatos “una campaña electoral transparente que favorezca la unidad” superando “peleas, insultos, fanatismos, descalificaciones, mentiras y faltas de respeto”. Mons. Elizondo también pide que se “analicen cuidadosamente la trayectoria y las propuestas de los candidatos”, prefiriendo a aquellos que piensan en las necesidades más urgentes, demostrando sensibilidad social y ambiental y promoviendo valores éticos. Poniendo el acento en la defensa de la dignidad de la persona, de la vida, de la familia fundada en el matrimonio, del derecho primario de los padres en la educación de sus hijos, la libertad religiosa y las instituciones democráticas.
Los Estados Unidos Mexicanos atraviesan una fase de crecimiento económico del 2.2%, y previsiones del 2.5%, mientras que la tasa oficial de desempleo es de un 3.3% en realidad el escenario real es diferente , con salarios muy bajos. Además como consecuencia de una inflación entorno al 5% y una continua devaluación de la moneda, el poder adquisitivo continúa disminuyendo.
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