Manila - El presidente Rodrigo Duterte ha ofrecido asilo en las Filipinas a los refugiados musulmanes Rohingya. Ante esto, la Iglesia Católica aprueba el gesto, esperando que la idea se pueda concretizar. El Obispo Auxiliar de Manila, Broderick Pabillo, ha dicho que “los refugiados continúan sufriendo en una situación terrible”, esperando que el comentario del presidente “no sea solo un truco publicitario”. Según el obispo, si Duterte está realmente preocupado por los refugiados, “debería ejercer su influencia en Myanmar para detener la ofensiva del ejército contra los rohingya”. Duterte también debería pedir a los otros países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático que “presionen juntos a Myanmar”.
En Myanmar, el Parlamento ha elegido recientemente al presidente del país. Se trata de Win Myint, ex presidente de la Cámara Baja y militante de la “Liga Nacional por la Democracia” de la líder Aung San Suu Kyi desde la fundación del partido en 1988. Amnistía Internacional ha pidido a las autoridades políticas que “aprovechen la oportunidad para poner fin a la discriminación Rohingya y garantizar que los autores de las violaciones de derechos humanos sean llevados ante responder ante la justicia”. Según Amnistía, los Rohingya “han sufrido una campaña de limpieza étnica en la que se han cometido crímenes contra la humanidad.
Duterte, el 5 de abril, habló de “genocidio en curso en Myanmar”, alegando estar dispuesto a recibir refugiados en el país. Y criticó a la comunidad internacional por su incapacidad para resolver la crisis Rohingya. Sin embargo, el pasado mes de enero, el mismo Duterte aconsejó a la líder birmana Aung San Suu Kyi ignorar las críticas de las organizaciones de derechos humanos por su silencio sobre el tema.
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