Dakar - “Hay que lamentar una nueva escalada de violencia tras la tragedia que ocurrió en enero”, aseguró monseñor Pablo Abel Mamba, obispo de Ziguinchor, capital de Casamance, región sur de Senegal donde desde 1982 se padece una guerra de “baja intensidad” por las aspiraciones secesionistas.
El drama al que monseñor Mamba se refiere, y del que habló también en su homilía del Domingo de Pascua, es la muerte de 13 jóvenes leñadores que tuvo lugar el 6 de enero cerca de la localidad de Boffa-Bayottes . La masacre fue atribuida a miembros de las fuerzas secesionistas del Mouvement des Forces Démocratiques de Casamance , que negó tales acusaciones. Desde entonces, como denuncia monseñor Mamba, la tensión en la región ha aumentado. El 29 de marzo, en un robo en la carretera Ziguinchor-Oussouye cometido por hombres armados, murió un hombre de 33 años de edad y resultaron heridas de gravedad otras dos personas. Dos semanas antes, hombres armados habían sembrado el terror en Kaguitte, en el condado de Ziguinchor, tomando como rehén a una mujer.
“Tenemos la impresión de que estamos dando pasos atrás después de que se habían dado pasos adelante en el camino de la paz”, explicó el obispo en su homilía de Pascua. Monseñor Mamba pidió al gobierno y a los grupos armados que dialoguen “porque la violencia nunca resuelve nada”. “Los ejércitos más poderosos del mundo nunca han logrado imponer la paz por la fuerza. Solo a través del diálogo, escuchándose unos a otros y alcanzando compromisos comunes, se puede lograr la paz”, insistió monseñor Mamba quien pidió a los fieles que intensifiquen su oración por la paz en la región.
Desde 1982, el MFDC ha llevado a cabo una guerra de “baja intensidad” que persigue la secesión de la región del resto del país. Después de varios intentos de mediación y rupturas dentro del movimiento secesionista, en 2017 las conversaciones de paz con la facción del MFDC liderada por Salif Sadio parecían haber dado fruto. La Iglesia está comprometida en promover la paz y la reconciliación de diferentes formas. Por ejemplo, con la asociación “Génération non-violente” para la formación de jóvenes para la paz y la no violencia. La esperanza es que las nuevas generaciones no se alisten en los grupos de combate para que el conflicto se extinga porque no ya no habría más jóvenes dispuestos a luchar.
Publicar un comentario