Yakarta - El 28 de marzo, Domingo de Ramos, la catedral del Sagrado Corazón de Jesús de Makassar, capital de Sulawesi del Sur , fue testigo de un atentado con bomba, que causó la muerte de dos terroristas y dejó al menos 20 personas heridas. Se trata del tercer atentado de este tipo perpetrado por terroristas suicidas en Indonesia en los últimos años. Al parecer, los atacantes eran miembros de Jamaah Ansharut Daulah , un grupo que se inspira en el Estado Islámico sospechoso de organizar atentados terroristas. El grupo terrorista fue responsable de atentados a tres iglesias en Surabaya, Java Oriental, en 2018, en los que murieron 28 personas.
Indonesia, el país de mayoría musulmana más poblado del mundo, está amenazada por varios grupos religiosos extremistas. En 2019, en la catedral de Jolo, al sur de Filipinas, una bomba mató a 23 personas e hirió a más de 100. Son incidentes que sacuden la opinión pública, la política y las comunidades religiosas.
Asia, el mayor continente del mundo, se enfrenta a problemas como la pobreza, las desigualdades sociales y económicas, el desempleo, los gobiernos absolutistas o autoritarios, la brecha digital, las catástrofes naturales, así como el extremismo religioso y el terrorismo. Estos retos afectan a los gobiernos, las comunidades, los grupos de la sociedad civil y las comunidades religiosas, incluidas las iglesias cristianas.
Trataremos de explicar los crecientes casos de extremismo religioso en Asia y la respuesta de la Iglesia.
Para empezar, algunos de los países que han sido testigos del aumento del extremismo religioso son India, Bangladesh, Sri Lanka, Filipinas, Myanmar, Indonesia y Pakistán. Sin duda, los conflictos que pueden parecer de naturaleza religiosa a menudo tienen raíces en historias muy diferentes, y están vinculados a complejos fenómenos sociales y políticos, ideologías o con motivos económicos.
Por ejemplo, “la creciente intolerancia proporciona un terreno fértil para el extremismo, con graves consecuencias para la armonía si no se aborda de inmediato”, afirma Dwi Rubiyanti Kholifah, director de 'Asian Muslim Action Network’ en Indonesia. El analista también afirma que una “falsa noción de superioridad” o una visión equivocada de las “diferencias” de cualquier tipo reducen el espacio para el intercambio de aprendizaje e impiden un diálogo beneficioso.
No es de extrañar que en algunos países asiáticos, como Malasia, Pakistán, Indonesia, India y Bangladesh, cada vez más personas se sientan atraídas por ideologías discriminatorias o las practiquen en detrimento del orden y el bienestar social. Esto exige un cambio y una mayor promoción de las iniciativas interconfesionales para el bien común.
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