Cebú – “Celebrar los 500 años de cristianismo en Filipinas es una oportunidad para revivir la gracia del Bautismo que nos hace testigos de Cristo y misioneros, tanto a nivel personal como comunitario. Todos hemos recibido el mandato misionero de anunciar y testimoniar la fe y el amor de Cristo en el país y en el mundo”: ha declarado a la Agencia Fides el Arzobispo de Cebú, José S. Palma, recordando que la Iglesia celebra en 2021 el año de la “Missio ad Gentes”. De hecho, la Conferencia Episcopal de Filipinas ha llevado a cabo un ciclo preparatorio de nueve años , asignando a cada año un tema particular, para profundizar en los temas centrales de la fe, con vistas al Jubileo. El último año del ciclo preparatorio, 2021, es el “Año de la Missio Ad Gentes”.
Entre las celebraciones simbólicas del Jubileo, tras la apertura de las Puertas Santas en más de un centenar de iglesias el Domingo de Pascua, se encuentra la conmemoración del primer Bautismo, organizado en Cebú, en el centro de Filipinas. El padre Bonnin A. Olivar, sacerdote de la archidiócesis de Cebú, ha comentado a la Agencia Fides: “Al cumplirse los 500 años de fe del país, todos estamos llamados a redescubrir nuestro bautismo y el mandato misionero de vivir el Evangelio sin miedo, con fidelidad y fortaleza”.
El 14 de abril se celebró en Cebú una misa solemne en conmemoración del primer bautismo, presidida por el Arzobispo Charles J. Brown, Nuncio Apostólico en Filipinas. El Nuncio instó a los católicos del país a “vivir su compromiso bautismal con valor, celo y fidelidad” además de “compartir el mensaje del Evangelio con palabras y obras”. “Reconsideremos hoy nuestra llamada bautismal, para que seamos testigos de la luz de Cristo no sólo aquí en Filipinas, sino en todo el mundo”, subrayó el nuncio.
La misa del 14 de abril se celebró en la Plaza Sugbo de Cebú, situada junto a la histórica Basílica Menor del Santo Niño de Cebú. Antes de la misa, algunos artistas representaron una recreación histórica del primer bautismo en suelo filipino, recreando el primer encuentro entre los indígenas Sugbuanon y los colonos españoles, liderados por el explorador portugués Fernando de Magallanes. El 14 de abril de 1521, el rajá de Cebú Datu Humabon, la reina Juana y 800 de sus seguidores fueron bautizados por el padre Pedro de Valderrama. El bautismo tuvo lugar una semana después de la llegada de la expedición española. Para conmemorar la ocasión, Magallanes regaló a la reina Juana una imagen del niño Jesús y se erigió una gran cruz en el lugar del bautismo, símbolo histórico de la ciudad que ahora se conoce como la “Cruz de Magallanes”.
Ese mismo día, la Comisión Histórica Nacional de Filipinas declaró formalmente la Iglesia de Santo Niño en Cebú como "Basílica Menor", mientras que el Convento y el Pabellón de la Cruz de Magallanes también fueron declarados "Tesoros Culturales Nacionales".
“Hoy, 500 años más tarde, la misma fe católica es llevada a todo el mundo por los filipinos, no como colonizadores, sino en muchos casos como trabajadores en el extranjero, unos 10 millones", recordó el arzobispo Brown, señalando en este movimiento inverso "la universalidad de la fe católica". "La fe católica no puede identificarse con una sola cultura, sino que es la verdad de Dios que puede ser abrazada por cualquier cultura y, con el tiempo, transformará esa cultura para que -como aquí en Filipinas- esa cultura dé su particular expresión a la fe católica”, explicó el Nuncio.
En la celebración también se bautizaron siete niños de diferentes comunidades de la isla, mientras que en días anteriores la Archidiócesis de Cebú celebró el bautismo de 100.
La Iglesia filipina señala que los bautismos siguen siendo anualmente un número considerable en Filipinas. Según el último Anuario Estadístico de la Iglesia 2019, publicado en marzo, Filipinas ocupa el tercer lugar del mundo en número de bautizados. En Filipinas se registraron más de 1,6 millones de bautismos de niños y niñas en un año, mientras que las cifras de bautismo de personas mayores de siete años son distintas. En total, Filipinas tiene 89 millones de católicos bautizados, de una población de 110 millones.
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