Bangkok – “Termina una era de miedo y división y comienza una época de esperanza”. Una época, dice Salai Maung Taing San, portavoz del recién formado “Gobierno de Unidad Nacional de Birmania”, en la que “no habrá más divisiones religiosas ni étnicas”. Con estas palabras, en una conferencia online, ha nacido el “gobierno en la sombra”, que se opone a la junta militar que tomó el poder en un golpe de Estado el 1 de febrero. Los militares han destituido al gobierno civil del país antes de que el nuevo parlamento elegido en las consultas del 8 de noviembre pudiera siquiera reunirse. Estos diputados, tras el golpe, crearon un comité que anunció el 16 de abril la formación de un gobierno de unidad nacional y un nuevo ejército federal.
Según ha confirmado a la Agencia Fides Salai Maung Taing San, el nuevo gobierno representa también a los partidos de las minorías étnicas y sus formaciones de defensa y a la sociedad civil birmana. El proceso de unificación se basa en una Carta Federal que elabora una nueva Constitución Federal, que sanciona el fin de la del 2008 querida por los militares. Se propone, pues, como el verdadero representante de un país en manos de una junta sanguinaria que ha matado a más de 730 personas hasta la fecha y acaba de convertir la fiesta del Año Nuevo Budista en un baño de sangre.
El Dr. Salai Maung Taing San, que también es enviado especial de la CRPH en la ONU, explica a la Agencia Fides que el nuevo ejecutivo sigue teniendo como Presidente a U Win Mynt y como Consejera de Estado a la Premio Nobel Aung San Suu Kyi, que conservan sus cargos a pesar de estar bajo arresto. El ejecutivo estará dirigido por el vicepresidente Duwa Lashi La y el primer ministro Mahn Win Khaing Than, en un gobierno de 26 miembros, 11 de los cuales son ministros: la mitad de ellos no son de la etnia bamar y ocho son mujeres. El Primer Ministro es de etnia Karen y el Vicepresidente es de etnia Kachin. El propio Salai Maung Taing San es un médico respetado en el estado de Chin.
Paradójicamente, la Junta ha conseguido un resultado político inimaginable hace sólo unos meses: la creación de un ejecutivo en el que están representadas las minorías étnicas y que se basa en una unidad de intenciones, consolidada por la oposición al Tatmadaw . Ahora, por primera vez, hay una Federación en el horizonte. El camino no será fácil, empezando por el reconocimiento del gobierno clandestino, pero su destino se aclarará pronto: el 24 de abril se reunirán en Yakarta los diez miembros de la ASEAN, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, en cuya mediación confían todos y que ha convocado una reunión urgente sobre el caso de Myanmar.
Se espera la participación de los primeros ministros y jefes de Estado, pero también al jefe de la junta militar, el general Min Aung Hlaing. Según ha podido saber la Agencia Fides, la ceremonia debería incluir una reunión a puerta cerrada con el General para obtener un informe suyo. Entonces se celebraría la cumbre propiamente dicha, con una fórmula que permitiera entender si existe la posibilidad de una mediación, sin que el general se sentara a la mesa, lo que equivaldría a un reconocimiento de la junta golpista, hasta ahora evitado. El nuevo Gobierno de Unidad Nacional birmano sugiere que la invitación de la ASEAN, en lugar de dirigirse al general Min Aung Hlaing, se dirija al recién nacido ejecutivo que representa realmente al pueblo birmano.
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