Bamenda – “La Iglesia católica en Camerún puede considerarse como facilitadora del diálogo: en este sentido somos mediadores entre las dos partes, aunque son ellas las únicas que pueden resolver el problema y el único modo de hacerlo es a través del diálogo. En las regiones anglófonas, el 40% de la población se declara cristiana y nuestra presencia pretende facilitar la paz. Trabajamos mucho con la población local, pero también con los militares y los combatientes separatistas para que triunfe el diálogo. Hay que decir que el trabajo para promover la paz nos ha llevado a pagar un alto precio en términos de pérdida de vidas o de violencia sufrida por los laicos cristianos, los sacerdotes, etc.” Así lo declara a la Agencia Fides Mons. Andrew Nkea Fuanya, arzobispo de la archidiócesis metropolitana de Bamenda, haciendo un balance de la dolorosa situación que desde 2016 ve a las regiones anglófonas del país atravesadas por el conflicto, la violencia extrema, la pobreza y el terror.
El arzobispo explica por qué los trabajadores eclesiales, como los sacerdotes y los religiosos, han acabado siendo tomados de mira por la violencia, a pesar de que solo actúan como mediadores: “Este estado de cosas se produjo por un dramático malentendido. Aquí todo el mundo cree en la Iglesia, independientemente de su posición, pero hubo un tiempo en que el gobierno nos veía como ‘partidarios de los rebeldes’, al igual que los separatistas nos veían como ‘progubernamentales’ por el simple hecho de que condenamos la violencia contra la población civil. Sin embargo, sabemos que la iglesia de Cristo es perseguida como se dice en el Evangelio 'perseguirán al maestro y a sus siervos'. Así que no es una situación nueva para nosotros que decidamos seguir pagando el precio hasta conseguir la paz para nuestras queridas regiones y nuestro querido pueblo”.
En el marco internacional, señala el Arzobispo, el reciente viaje del Cardenal Pietro Parolin, que visitó Camerún el pasado mes de enero, ha creado expectativas y grandes esperanzas. El secretario de Estado del Vaticano fue la primera autoridad extranjera que visitó a la población de las regiones del noreste y noroeste de Camerún desde el inicio de la crisis en 2016.
Además, Mons. Andrew Nkea Fuanya señala: “Creo que la visita del cardenal sigue siendo un paso decisivo hacia la paz. El card. Parolin vino a Bamenda para entregarme el palio, como nuevo metropolitano de la diócesis, pero sobre todo para expresar la cercanía del Papa al pueblo que sufre. Fue un gran consuelo para los sacerdotes y los obispos, los religiosos y los fieles, porque el Papa está cerca de nosotros. El card. Parolin tuvo un encuentro con los sacerdotes y obispos: fue un gran impulso para seguir siendo fieles a la misión, así como un gran estímulo para la gente. El cardenal mostró que el Papa sigue de cerca nuestra situación, con profunda preocupación. A pesar de las amenazas de la oposición contra los que acudieron a las reuniones, la respuesta de la población fue masiva y demostró sin lugar a dudas, lo feliz que estaba la gente por la oportunidad de encontrarse con el enviado del Papa, que venía con un mensaje de paz. Su visita fue un hito en el camino hacia la paz de nuestras regiones. Es importante que sepamos que la Santa Sede sigue e intenta fomentar la paz, hablando con ambas partes. El compromiso de la Iglesia a nivel universal y local es fundamental. Nosotros, aquí, como obispos, informamos a la Santa Sede de cada paso y así la Santa Sede puede hacer una contribución, a través de las actividades de los obispos locales. La población tiene mucha confianza en la Iglesia y por eso muchas partes miran a la Santa Sede como un actor creíble que puede ayudar al diálogo y la reconciliación”.
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