Santiago – “El Covid-19 no detiene su carrera en Chile y en los últimos meses la situación ha empeorado considerablemente: aunque el 40% de la población ha recibido al menos una dosis de la vacuna, el contagio sigue siendo muy alto y los hospitales tienen problemas. Universidades, escuelas, parroquias y santuarios salesianos se han visto obligados a cerrar sus puertas, pudiendo utilizar solo el espacio digital. Sin embargo, no hemos dejado de trabajar cara a cara con los más necesitados”. Así lo declara en una entrevista con la Agencia Fides don Víctor Mora, misionero salesiano y presidente de la Fundación Don Bosco, al hablar de la difícil situación que atraviesa el país sudamericano en una nueva oleada del coronavirus.
Según datos del Ministerio de Salud de Chile, desde principios de abril se han registrado más de 9.000 nuevos casos de contagio al día. Con estos nuevos contagios, el número total de enfermos se eleva a más de un millón desde el inicio de la pandemia, en una emergencia que no muestra mejoría a pesar de que la campaña de vacunación ha alcanzado a más de 7,2 millones de personas inmunizadas.
“Aunque el panorama sanitario es preocupante”, dice don Víctor, “nuestra fundación se ha esforzado por continuar con su misión de ayudar, acompañar y evangelizar a los niños, jóvenes y adultos que viven en la calle. Junto con la Organización de la Red de Alimentos, un equipo de logística y un grupo de voluntarios, se han puesto en marcha diversas estrategias para encontrar alimentos y satisfacer las diferentes necesidades. En la casa de la familia y en el oratorio Patio Punitaqui de Santiago -continúa el presidente de la fundación- se ha realizado todo un trabajo de contención y, en consecuencia, de cambio en las actividades de los niños. Se han proporcionado programas de atención psicológica y terapia ocupacional. También hemos continuado la labor de acompañamiento educativo, para que los niños continúen con su aprendizaje y actividades escolares”.
También se ha realizado un censo de la situación de cada grupo familiar, para crear un plan de asistencia personalizado: “En concreto -informa el religioso - el programa consiste en la entrega de alimentos enlatados y material de limpieza a las familias más vulnerables, incluidas en los programas para niños de la calle, los programas de ambulatorio y los de menores con padres privados de libertad o con familias por debajo del umbral de la pobreza”. En el Centro de Día de Valparaíso se ha instalado un dispositivo en el que se entregan alimentos y un kit de higiene y protección para las personas de la calle. “En el delicado momento que atravesamos -concluye don Víctor- es importante no encerrarse en el desánimo y la preocupación, sino que debemos estar dispuestos a reconstruir las relaciones fraternas y solidarias, como nos invita el Evangelio de Jesucristo”.
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