Manila - En medio del creciente escenario del Covid-19 y su impacto negativo en la pobreza, la seguridad alimentaria y el empleo, la Iglesia en Filipinas ha lanzado la iniciativa de las “despensas comunitarias”. Se trata de lugares donde se crean reservas de alimentos compartidos y se ponen en común los bienes para ayudar a las personas necesitadas. Según la información de la Agencia Fides, entre las primeras diócesis en aprobar y poner en marcha el proyecto se encuentra la de Kalookan, en Metro Manila. Las despensas comunitarias se financian con donaciones de dinero o productos de primera necesidad. El principio de la despensa comunitaria es “comparte lo que puedas, toma lo que necesites. No es una limosna, sino una ayuda mutua. Somos responsables unos de otros, el modelo son las primeras comunidades apostólicas”, explica a la Agencia Fides Mons. Pablo Virgilio David, obispo de la diócesis de Kalokaan.
“Este principio nunca ha sido más oportuno que ahora que nos encontramos en un estado de calamidad global causado por el Coovid-19. Las economías están en crisis. Las empresas se hunden, millones de personas pierden sus empleos y sus medios de vida. Por supuesto, los que más sufren en tiempos como estos son los pobres”, dice el obispo.
La iniciativa es educativa en el sentido de la solidaridad y la caridad porque anima a los fieles a pensar no sólo en sí mismos, sino también en el bienestar de los demás. Las personas de todos los ámbitos tienen una forma concreta de promover el bien común y el espíritu comunitario. “Creo que las despensas que han surgido espontáneamente en nuestra diócesis y en todo el país han alimentado ya a más de cinco mil personas. ¿No es esto ya un milagro?”, señala a la Agencia Fides Mons. David, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas. “La iniciativa alimenta la amabilidad, la consideración, la compasión, la generosidad, el sentido de la solidaridad y la corresponsabilidad”, añade.
“El egoísmo, el egocentrismo, rebaja nuestro nivel de humanidad. El instinto de supervivencia y el principio darwiniano de selección natural son propios del mundo animal. Nuestra tarea como seres humanos es velar por la supervivencia de los más débiles y necesitados porque así nos distinguimos de los animales. Somos seres humanos y lo que nos hace verdaderamente humanos es nuestra capacidad de responsabilizarnos los unos de los otros, especialmente de los más vulnerables”, ha añadido el obispo David.
Además ha continuado diciendo: “La tendencia a acumular, a obtener más de lo que se necesita, caracteriza a las sociedades modernas motivadas por el consumo y la producción excesivos en todo el mundo, donde sólo unos pocos se benefician de los bienes de la tierra. El mundo es realmente una enorme despensa comunitaria, y ya desde hace mucho tiempo se produce algo terriblemente malo en el dar y tomar. Como dice el refrán: hay suficiente para las necesidades de todos, pero no para la codicia de todos. Esta pandemia nos da la oportunidad de corregir esta tendencia y restaurar nuestra fe en la bondad innata de nuestra humanidad”.
“Las despensas comunitarias son formas de elevar la humanidad y respetar la dignidad de todos como hijos e hijas de Dios. Estamos tratando de encarnar la Palabra del Evangelio a través de las despensas de nuestra comunidad, en este tiempo de pandemia”, concluye el obispo David.
Mientras tanto, Caritas Filipinas apoya el proyecto motivando a la gente a ayudar a los pobres durante la pandemia. El obispo José Colin Bagaforo, director nacional de Cáritas Filipinas, ha declarado que las “despensas compartidas” son útiles para afrontar el hambre y la inseguridad alimentaria, instando a “sacar a relucir la generosidad, la bondad y la compasión innatas de todos, mientras la pobreza es más visible”. En abril de 2020, Cáritas Filipinas ya había puesto en marcha las “Estaciones de la Bondad” implementadas en 15 provincias, un programa nacional que fomenta una respuesta basada en la solidaridad intercomunitaria, con un mecanismo para que los miembros de la comunidad se ayuden mutuamente.
Ya se han creado despensas comunitarias en varios lugares de Metro Manila y otras provincias de Filipinas. La coalición de la sociedad civil “Pilipinas Kontra Gutom”, que agrupa a entidades y organizaciones públicas y privadas, ha informado de que al menos cuatro millones de filipinos padecen actualmente hambre por falta de alimentos.
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