Beirut – Se han encontrado 5,3 millones de pastillas de Captagon en cajas procedentes del Líbano que supuestamente contenían granadinas. La sensacional operación de contrabando, recientemente desmantelada por las autoridades saudíes en el puerto de Jeddah, ha tenido repercusiones inmediatas en las relaciones comerciales entre Riyad
y Beirut: acaba de entrar en vigor la disposición que impide la importación en Arabia Saudí de productos agrícolas procedentes del País de los Cedros. Las restricciones se mantendrán hasta que Líbano ofrezca “garantías suficientes y fiables” para poner fin a lo que Riyad ha calificado de “operaciones sistemáticas de contrabando contra el Reino”.
La decisión saudí bloquea un flujo comercial por valor de unos 24 millones de dólares al año, y está destinada a empeorar aún más la condición social y económica del pueblo libanés, que lucha contra la peor crisis nacional desde la guerra civil.
El patriarca maronita Bechara Boutros Rai también se ha referido al bloqueo de las importaciones de productos libaneses en Arabia Saudí, durante la homilía de la misa celebrada el domingo 25 de abril. “¿En qué se ha convertido el Líbano en la actualidad?”, se pregunta el cardenal libanés, refiriendo haberse puesto en contacto con el embajador saudí en el Líbano y pedido a través de él a las autoridades de Riyad que “tengan en cuenta las condiciones del Líbano y de los honrados agricultores libaneses”. El Patriarca, en el transcurso de su homilía, también ha invitado a los dirigentes del Estado libanés - actualmente sin gobierno - a preservar las relaciones amistosas con Arabia Saudí y los países del Golfo.
Analistas libaneses, contactados por la Agencia Fides, subrayan que la historia del contrabando de drogas desde el Líbano y con destino a los “mercados” de la Península Arábiga rompe un inquietante velo sobre el papel asumido por el Líbano como centro de tráfico ilegal -como el de drogas y armas- estrechamente entrelazado con los juegos y tiras y aflojas geopolíticos que tienen lugar en Oriente Medio. El Líbano no tiene una producción intensa de granadas. Las cantidades de ese tipo de fruta utilizadas como tapadera para llevar las cajas de Captagon a Jeddah procedían probablemente de Siria, lo que confirma la permeabilidad de la frontera sirio-libanesa a todo el tráfico ilícito en manos de estructuras de contrabando bien organizadas.
El Captagon es una droga sintética que contiene anfetaminas y cafeína, creada inicialmente para su uso en las fiestas “burguesas” de los países del Golfo. La producción y el tráfico de esta droga, según varios estudios especializados, ha contribuido a la financiación de la guerra en Siria. Las píldoras de Captagon también fueron utilizadas por los milicianos yihadistas como “euforizantes” e inhibidores del miedo y el dolor, antes de llevar a cabo sus sangrientas incursiones.
En 2015, las autoridades libanesas incautaron un cargamento de 2 toneladas de pastillas de Captagon que estaban a punto de ser cargadas en un avión privado con destino a Arabia Saudí. Según informó también la BBC en su momento, cinco ciudadanos saudíes, incluido - según rumores de cierta importancia - un príncipe de la Casa Real, fueron detenidos en esas operaciones que tuvieron lugar en el aeropuerto.
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