VATICANO - Papa Francisco en la fiesta de la Epifanía: no hay misión sin asombro

Roma – La salvación realizada por Cristo «no conoce confines», no está reservado para algunos grupos privilegiados, sino que se manifiesta «para todos los hombres, para todos los pueblos». Y esta luz de Cristo tiene su propio «método» para irradiarse, según el misterio mismo de la encarnación: «no lo hace a través de los poderosos medios de los imperios de este mundo», no se expande por campañas «empresariales» o de «proselitismo», sino que pasa «por el testimonio, por la confesión de la fe», y «también por el martirio» de aquellos que, acogiéndola y brillando en ella, pueden «atraer a los demás».
Así lo ha dicho el Papa Francisco en la breve catequesis con la que ha presentado hoy, miércoles 6 de enero, el rezo del Ángelus sobre la solemnidad litúrgica de la Epifanía del Señor.
En sus reflexiones, el obispo de Roma se ha inspirado en la fiesta que celebra la manifestación de Cristo a todos los pueblos para sugerir una vez más el inconfundible dinamismo con el que Cristo comunica su salvación al mundo, ofreciendo el término de comparación adecuado para cada obra apostólica y toda misión eclesial.
La Epifanía, con la historia de los Magos que vinieron de Oriente a Belén para adorar al Niño Jesús – ha remarcado el Papa - «no es otro misterio, es siempre el mismo misterio de la Natividad, pero visto en su dimensión de luz: luz que ilumina a cada hombre, luz que hay que acoger en la fe y luz que hay que llevar a los demás en la caridad, en el testimonio, en el anuncio del Evangelio».
La luz «más fuerte» que las tinieblas que cubre la tierra, prefigurada por el profeta Isaías en la primera lectura de la solemnidad litúrgica, es precisamente el Niño Jesús, nacido en Belén, como dicen los Evangelios.
«Él» ha comentado el Sucesor de Pedro «nació no solo para algunos, sino para todos los hombres, para todos los pueblos». La luz de Cristo es para todos los pueblos y «tiene su método para difundirse», para «irradiarse» en todo lugar y en todo momento: «no lo hace a través de los poderosos medios de los imperios de este mundo, que siempre están buscando dominarlo», sino que se difunde «a través del anuncio del Evangelio. El anuncio, la palabra y el testimonio». Se trata del mismo «método» – ha indicado el Papa - «elegido por Dios para venir entre nosotros: la encarnación, es decir, hacerse prójimo del otro, encontrarlo, asumir su realidad y llevar el testimonio de nuestra fe, cada uno. Sólo así» ha añadido el Pontífice «la luz de Cristo, que es Amor, puede brillar en quienes lo acogen y atraer a los demás». El don de la luz de Cristo – ha insistido el Papa - no se comunica «solo con palabras, con métodos falsos, empresariales... No, no. Fe, palabra, testimonio: así se amplía la luz de Cristo». Su irradiación no sucede «por proselitismo», sino por «testimonio, por la confesión de la fe. También por el martirio». Los testigos – ha explicado el Papa – pueden anunciar a Cristo solo si resplandecen con Su luz: «La estrella es Cristo, pero también nosotros podemos y debemos ser la estrella, para nuestros hermanos y hermanas, como testigos de los tesoros de infinita bondad y misericordia que el Redentor ofrece gratuitamente a todos». Los testigos de la salvación de Cristo – ha querido subrayar el obispo de Roma - no son dueños, custodios o gestores del don que están llamados a anunciar: son los primeros en ser llamados solo a seguir la luz de Cristo, a disfrutar de su don. La condición que los convierte en testigos «es acoger esta luz en uno mismo, acogerla cada vez más. ¡Ay de nosotros si pensáramos que la poseemos!, ¡ay de nosotros si pensáramos que sólo tenemos que “administrarla”! También nosotros, como los Magos, estamos llamados a dejarnos siempre fascinar, atraer, guiar, iluminar y convertir por Cristo». Y el rasgo que marca todo auténtico camino de fe y testimonio apostólico es precisamente el de dejarse sorprender de nuevo en la «contemplación de las obras de Dios, que continuamente nos llenan de alegría y de asombro, un asombro siempre nuevo. El asombro es siempre el primer paso para avanzar en esta luz» ha remarcado el Papa.

Tras rezar el Ángelus, el Papa Francisco se ha referido a la preocupante noticia que ha llegado en los últimos días desde en la República Centroafricana, «donde recientemente se realizaron las elecciones, con las que el pueblo expresó su deseo de continuar por el camino de la paz», el Papa ha invitado «a todas las partes a un diálogo fraterno y respetuoso, a rechazar el odio y evitar toda forma de violencia».
Luego el Papa Francisco ha enviado sus «más sinceros deseos de una santa Navidad» a los «hermanos y hermanas de las Iglesias orientales, católicas y ortodoxas, que, según su tradición, celebran mañana la Natividad del Señor». Por último, el Papa también ha recordado que en la fiesta de la Epifanía «se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera, en la que participan muchos niños y jóvenes de todo el mundo. Doy las gracias a cada uno de ellos – ha añadido el Pontífice - y los animo a ser testigos gozosos de Jesús, procurando siempre llevar la fraternidad entre sus coetáneos».




Agenzia Fides
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