Bogotá - “Bautizados y enviados. La acción misionera en el contexto del proceso de evangelización” es el título del Encuentro Nacional Misionero celebrada en Bogotá del 26 al 28 de marzo, en el marco de un año de compromiso misionero particular en preparación para el Mes Misionero Extraordinario de octubre. Más de 200 personas, incluidos obispos, vicarios y delegados de misiones, han estudiado el contexto, los desafíos y las claves de la metodología misionera y su pedagogía, trabajando en los itinerarios de iniciación cristiana y en los planes pastorales de actividad misionera.
“Además de acoger con alegría la invitación del Papa para el Mes Misionero Extraordinario la Iglesia colombiana quiere comprometerse en una misión que se prolongue en el tiempo y dé lugar a procesos de formación en la fe. Sobre todo, es una oportunidad para que todos puedan entrar en el espíritu que el Santo Padre pide y que requiere nuestro bautismo: llevar el feliz anuncio de Jesús a todas partes”, explicó en la inauguración de este encuentro el obispo José Miguel Gómez, obispo de Facatatá y presidente de la Comisión para la Evangelización y la Fe de la Conferencia Episcopal.
“Fue un despertar misionero”, explica a la Agencia Fides el padre Julio Herrera, Director de las Obras Misioneras Pontificias , de la diócesis de Sincelejo, “un resurgimiento de la llamada a reaccionar en un sentido misionero en todo lo que concierne al ser humano en cualquier circunstancia”. “El Papa nos invita a llevar la fe a las calles, y esta es nuestra misión. Queremos hacer esto en Colombia”, concluye. El presidente del episcopado colombiano, el arzobispo Oscar Urbina, arzobispo de Villavicencio, recordó en la presentación de la Guía Misionera que es necesario caminar juntos, como una Iglesia en misión y en salida. Recordó la historia misionera en Colombia con santos como San Juan Eudes, Santa Laura Montoya y el venerable obispo Miguel Ángel Builes.
Para el obispo de San José del Guaviare, monseñor Nelson Cardona, es la clave para “despertar el comienzo de la fe o la conversión” o “para revivir la fe perdida y estimular una nueva conversión” el testimonio de la caridad y la alegría personal y comunitaria que se manifiestan en el anuncio del Evangelio. “La caridad es amar como Dios ama, amar porque Dios ama y amar como Dios ama”, subrayó. “Una comunidad alegre es una comunidad atractiva”. “Muchas personas, al ver el testimonio de las comunidades, se acercan a preguntar por qué viven así. La comunidad que acoge resuelve sus dudas y los acompaña en un proceso lento pero seguro, para que aquellos que son tocados por Dios puedan convertirse en una persona nueva”, dijo el prelado.
Monseñor Pedro Salamanca, obispo auxiliar de Bogotá, subrayó que en Colombia “la gente tiene hambre de Dios y esta es una oportunidad para anunciar nuevamente el Evangelio de Jesucristo”. Ante los desafíos de la secularización, el materialismo, la crisis de la transmisión de valores y la influencia de los medios de comunicación, aparecieron como claves de la metodología misionera: la presencia-testigo, la búsqueda de nuevas formas de evangelizar incluso a nuevos sectores de la población, el diálogo intergeneracional y el encuentro, presencia y acompañamiento de comunidades a partir de una actitud de diálogo, respeto y humildad. Para fomentar el encuentro vital con Jesús, indispensable para una conversión misionera, además de estos aspectos se destacaron otros como el acompañamiento en circunstancias dolorosas, el testimonio gozoso de la vida cristiana, la experiencia kerigmática y la oración de intercesión. El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Urbina Ortega, concluyó el trabajo del Encuentro Nacional con una intervención en la que ilustró los desafíos para la evangelización en la Amazonía.
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