Ciudad del Vaticano - Treinta y tres miembros de las Direcciones Nacionales de las Obras Misionales Pontificias de 17 naciones francófonas de África, América y Europa participan en el curso de formación en Roma organizado por el Centro Internacional de Animación Misionera , con motivo del mes extraordinario de octubre de 2019. Organizado por los Secretariados Internacionales de las OMP y por el CIAM, el curso tiene lugar del 1 al 6 de abril y fue inaugurado por el arzobispo Giovanni Pietro Dal Toso, presidente de las Obras Misionales Pontificias, con un extenso informe teológico sobre el tema "La misión de la Iglesia y las OMP".
Al principio de su discurso se plantearon dos preguntas: "¿Por qué es misionera la Iglesia? y ¿qué significa misión hoy? "El mandato misionero viene del mismo Jesús, al final de su existencia terrenal - subrayó el arzobispo -. Por lo tanto, sigue siendo una prioridad absoluta para todos los bautizados, ya que son parte de la Iglesia. La misión de evangelización que la Iglesia ha recibido de Cristo está llamada a tomar forma en el tiempo y en el espacio, en un lugar concreto, para llegar a poblaciones concretas, seres humanos visibles y palpables. Este es el corazón de nuestra misión como OMP", señaló monseñor Dal Toso, quien se detuvo para ilustrar su "servicio carismático" al servicio de la misión.
En una frase, las cuatro OMPs constituyen "una red mundial al servicio del santo padre para apoyar la misión y las Iglesias jóvenes a través de la oración y la caridad. En un vídeo reciente, el propio Papa afirma que las OMP son importantes pero no muy conocidas. Esta también es mi experiencia personal", comentó el arzobispo. Continuando con su informe, mons. Dal Toso recordó los fines específicos para los que se fundaron las OMPs, sus fundadores, las referencias del magisterio misionero, ilustrando su estructura y carisma.
El presidente de las OMP destacó cinco campos de actividad de la organización a nivel nacional: mantener vivo el espíritu misionero a través de la animación y la formación misionera; fomentar la oración; cultivar la formación misionera; fomentar la colecta, en particular para la Jornada Mundial de las Misiones; y colaborar con la Agencia Fides, el organismo de información de las OMP.
En la segunda parte de su exposición, monseñor Dal Toso se centró en algunos principios teológicos que son la base de la obra misionera. Partiendo de la "Iglesia como sacramento" y de las diferentes imágenes que ofrece la Constitución conciliar Lumen Gentium, pasó a la relación entre la Iglesia local y la Iglesia universal, unidas por la tarea misionera: "dos realidades distintas pero no separadas", como las OMP, que a su vez son universales y locales. El tercer horizonte teológico se refería a la relación entre fe y misión ad gentes. Finalmente, el vínculo entre el bautismo y el envío, que es el tema del próximo Mes Misionero Extraordinario. "El Santo Padre eligió este tema que incluye los elementos esenciales a tener en cuenta en la planificación y realización de esta iniciativa. Bautizados y enviados: en el bautismo recibimos la vida divina, gracias a la cual somos profetas, es decir, anunciadores del misterio de Cristo, enviado por él. El Cristo que nos envía es también el contenido esencial de la misión: la Iglesia no transmite un mensaje propio, sino que transmite lo que ha recibido de Cristo, es decir, su propia persona", dijo monseñor Dal Toso.
Al concluir su discurso, el arzobispo reiteró que "así como la Iglesia es por naturaleza misionera, la misión es eclesial por naturaleza, porque se extiende en la concreción de la experiencia humana, la acción de Cristo que siempre pasa a través de personas concretas. Para nosotros, cristianos bautizados se trata de dar testimonio de Jesús haciendo resplandecer su presencia a través de nosotros, para que su rostro sea revelado y accesible a todos los hombres y las mujeres".
En la homilía de la misa que presidió al final de la mañana del 1 de abril, el presidente de las OMP, comentando la lectura de la liturgia del día, subrayó, entre otras cosas, que "la misión ad gentes de la Iglesia no puede ser nunca proselitismo: es más bien el ofrecimiento libre al hombre que pide la vida y la eternidad de un camino de vida y eternidad en Cristo. Cristo no se detuvo en el hecho de que el funcionario no era judío, sino que lo ayudó de todos modos. Nuestras OMP apoyan el trabajo de la Iglesia que quiere llevar a todos la sanación que Cristo, el Hijo de Dios, puede ofrecer".
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