Maputo - El huracán Kenneth ha tocado tierra el jueves 25 de abril. Fue clasificado de categoría 4 en una escala de hasta 5 por su enorme virulencia. Sus vientos azotaron las regiones del norte, especialmente entre Pemba y Mocimboa, con ráfagas de hasta 280 km/h. Los informes de las áreas afectadas hablan de árboles derribados, casas volcadas y apagones. “El impacto para la población fue menor que el que causó Idai en la provincia de Beira”, explica Giovanna De Meneghi, gerente nacional de CUAMM, Médicos con África en Mozambique. “En mi opinión se debe a dos razones. En primer lugar porque el norte está menos densamente poblado. En segundo lugar, porque aquí las chozas están construidas con barro y paja. El viento y el agua las destruyeron, pero no hubo daños colaterales como en Beira, donde los techos de hojalata cayeron sobre mucha gente”.
El ciclón Kenneth ya había pasado por las Islas Comoras, dejando atrás tres víctimas y daños. Según los expertos, el huracán ha encontrado “condiciones favorables para su propio desarrollo debido a temperaturas del mar más cálidas de lo normal. Por eso, pudo pasar con una potencia mayor gracias a estas “condiciones extremadamente raras” en la zona.
La ONU teme inundaciones y corrimientos de tierra en la provincia de Cabo Delgado, en la frontera con Tanzania. La lluvia podrían alcanzar y superar los 600 milímetros. Es casi el doble de la cantidad de agua que cayó en diez días durante el paso del ciclón Idai.
“Pemba se inundó y también muchas zonas rurales. Se han desbordado ríos y muchas cuencas fluviales ya estaban al máximo de su capacidad porque estamos al final de la temporada de lluvias. Estas nuevas e intensas precipitaciones podrían aumentar aún más el nivel y provocar un desbordamiento. Obviamente esperamos que no se llegue a esta situación. Mientras tanto, estamos controlando la situación y evaluando cómo ayudar a la población local, incluidos nuestros propios colaboradores muchos de los cuales lo han perdido todo”, concluye Giovanna De Meneghi.
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