Lahore - El grupo extremista islámico Tehreek-e-Labbaik Pakistan puso fin a los disturbios que organizaron por la absolución de Christian Asia Bibi, después de haber firmado un acuerdo con el Gobierno de Pakistán. El documento devuelve la normalidad a Pakistán que durante tres días ha estado paralizada por manifestaciones en las principales ciudades. El TLP comenzó sus protestas tras la decisión del Tribunal Supremo de Pakistán de absolver a Asia Bibi, campesina cristiana de la región del Punjab condenada a muerte por presunta blasfemia en 2010 y absuelta en tercer y último grado.
Según el contenido del acuerdo se habría presentado además un recurso de revisión de la sentencia ante el Tribunal Supremo, una posibilidad prevista por la ley. Además, en una segunda instancia, se solicita al tribunal que incluya el nombre de Asia Bibi en la “Lista de salida controlada” que contiene los nombres de los ciudadanos paquistaníes a los que no se les permite salir. Se prevé además la liberación de los radicales detenidos en estos días.
Sin embargo, si bien la normalidad vuelve progresivamente a Pakistán y mientras los dos procedimientos legales siguen su curso, nada impide que se pueda empezar a organizar la salida del país de Asia Bibi. La mujer es técnicamente una persona libre y, si aún no ha salido de la prisión, solo es por garantizar su protección y para evitar que sea víctima de una ejecución extrajudicial.
Mientras tanto, incluso en el mundo islámico pakistaní ha habido algunas voces que han criticado las medidas de presión del TLP, como un grupo de religiosos islámicos en el foro “Tanzeem Ittehad-i-Ummat” que ha pedido a los manifestantes que depongan sus actos. Muhammad Zia-ul-Haq Naqashbandi, el presidente de la organización con sede en Lahore, aseguró: “No es el momento de luchar entre nosotros, de matar a nuestra gente y de destruir nuestras propiedades. Eso dice al mundo que somos extremistas”. Y añadió: “Exigimos que las protestas sean siempre pacíficas y que no dañen la propiedad pública o privada”. Según el líder religioso, los disturbios afectaron efectivamente a la economía del país y muchas personas encontraron imposible transitar por las calles, incluidos pacientes que acudían a los hospitales.
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