Kinshasa - "Las elecciones no son en sí mismas un sinónimo de democracia: debemos garantizar un voto libre y transparente. Pero actualmente todo indica que el ganador en las próximas elecciones en la RD del Congo será Emmanuel Ramazani Shadary, el candidato del Frente Común para el Congo , el hombre que Joseph Kabila ha designado como su sucesor", explica a Fides. Rigobert Minani Bihuzo, sacerdote jesuita y atento observador de la dinámica política congoleña, a propósito de la votación que se celebrará el 23 de diciembre en el gran país de África Central y en el marco de la campaña electoral.
El padre Minani, fundador de la ONG "Groupe Jérémie", comprometida con la promoción de los derechos humanos y la educación cívica en la República Democrática del Congo, señala: "Desde el acuerdo de Nochevieja, que en 2016 evitó los cambios constitucionales que permitirían, nuevamente, la candidatura de Kabila, la Conferencia Episcopal de la República Democrática del Congo ha trabajado arduamente para organizar elecciones libres y transparentes. Yo también trabajé con los obispos. Pero estos comicios, a pesar de los esfuerzos de toda la comunidad católica y de la sociedad civil, probablemente no será ni libre ni correcto.
El padre Minani condena a la Comisión Electoral, que ha autorizado el uso de sofisticadas máquinas de votación electrónica, pero no ofrece ninguna garantía de cómo serán programadas y utilizadas por los votantes. "La población es en parte analfabeta y tiene dificultades para ejercer su voto normal utilizando tarjetas de papel y lápices de memoria. ¿Cómo puede uno pensar que estas personas son capaces de expresar si voluntad a través de una computadora?", añadió Miniani.
No es sólo el ejercicio del voto lo que preocupa al padre Minani: "El Congo es un país enorme en el que faltan infraestructuras como líneas de comunicación. ¿Cómo planean transmitir los datos de las áreas remotas al centro? ¿Y con qué controles? Esto claramente se presta a la manipulación", alertó.
Como señalan los analistas y comentaristas políticos, la situación parece estar diseñada para confirmar a la élite política en el poder, que durante años apoyó primero a Laurent Desirée Kabila y luego a su hijo Joseph. El jesuita concluyó: "No se puede pensar que las elecciones en sí mismas sean sinónimo de democracia. Las elecciones, como en el caso congoleño, pueden convertirse en el velo detrás del cual se esconde una dictadura o una oligarquía. Cuando la gente salió a las calles para protestar contra esta votación, hubo una dura represión. En este marco, la activa sociedad civil congoleña continuará su lucha. Debemos ir más allá de estas elecciones para construir un verdadero sistema democrático. Se necesitará un fuerte apoyo de la comunidad internacional".
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