Bangui - El balance de la masacre perpetrada en Alindao el 15 de noviembre se eleva a 48 muertos, según un informe de la ONU. En el asalto a la catedral local, al episcopado y al cercano campo de desplazados, fueron asesinados el vicario general de la diócesis de Alindao, mons. Blaise Mada, y el padre Celestine Ngoumbango, párroco de Mingala. La mayoría de las víctimas son desplazados que estaban en el campo.
Los acusados de la masacre son los hombres de la UPC , grupo armado formado por antiguos miembros de la coalición de guerrilleros Seleka, que tomó el poder en 2012 al derrocar al presidente François Bozizé; dando lugar a una guerra civil que ha adquirido un carácter confesional. De hecho, los guerrilleros Seleka, musulmanes, se opusieron a los grupos anti-balaka, formados por cristianos y seguidores de las religiones tradicionales.
La Conferencia Episcopal de la República Centroafricana declaró que la Iglesia católica "se ha convertido en el blanco de los grupos armados en África Central". En un comunicado, los obispos piden al Gobierno y a la MINUSCA que "coordinen sus acciones para que los autores de estos asesinatos y sus responsables sean detenidos y llevados ante la justicia".
Los obispos exhortaron a las comunidades cristianas a mantener la calma y a orar por la paz, evitando buscar venganzas que desencadenarían un ciclo de violencia difícil de detener. En una entrevista con la Agencia Fides, monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou, dijo que "las fuerzas extranjeras quieren asegurarse de que los centroafricanos luchen entre sí para poder meter las manos en la riqueza del país y abrir el camino al Islam radical en el corazón de África.
Publicar un comentario