San Salvador – "Quien se entrege por el amor de Cristo al servicio de los pobres vivirá, como el grano de trigo que muere, pero que muere solo en apariencia": lo dijo el obispo William Ernesto Iraheta Rivera, según informaciones a la Agencia Fides, durante el funeral del padre Walter Osmin Vásquez, sacerdote asesinado mientras iba a una aldea para celebrar misa en Coena Domini el Jueves Santo. El Obispo Iraheta Rivera quiso citar las palabras de una homilía hecha por el Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, quien pronto será proclamado santo. De hecho, el sacerdote fue asesinado el 29 de marzo, pocos días después del aniversario del martirio del arzobispo Romero.
P. Walter Osmin Vásquez, 36 años, un sacerdote de la diócesis de Santiago de María, fue vicario parroquial de Usulután. El Jueves Santo, el Padre Walter "había asistido a la misa crismal en Santiago de María durante la mañana y había renovado sus votos sacerdotales, fue asesinado en el día dedicado a los sacerdotes," dijo el comunicado enviado a la Agencia Fides, firmado por el Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas, quien agrega: "Es necesario conocer la verdad y pedimos justicia para que estos hechos ya no se repitan".
Las comunidades católicas de todo el país, por devoción o compromiso con la justicia han unido los dos eventos, por una parte por las fechas y luego por el lugar: de hecho, antes de convertirse en arzobispo de San Salvador, Monseñor Romero desde el 1974 al 1977 fue obispo en Santiago de María, diócesis del padre Walter Osmin Vásquez. Es una de las diócesis más pobres de la zona montañosa del país, donde el arzobispo mártir dijo que literalmente se "tropezó" en la pobreza, fue y vivió una experiencia que ha marcado profundamente el resto de su vida. Según los testimonios recibidos en Fides, el ejemplo de Romero sigue inspirando y dando frutos en los nuevos testigos de la fe salvadoreña.
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