AMÉRICA/URUGUAY - Tiempo de esperanza, tiempo de preocupación, pero siempre, tiempo de Dios

Florida – Los obispos de la Conferencia episcopal de Uruguay se han reunido desde el martes 3 al sábado 7 de noviembre, en Florida. En el comunicado publicado al finalizar sus trabajos, y que hemos recibido en la Agencia Fides, informan de que iniciaron con una jornada de retiro y reflexión, luego compartieron las experiencias de la realidad pastoral de cada una de las diócesis, en este tiempo especial. Además, se reunieron con el Nuncio Apostólico, Mons. Martin Krebs; con el Equipo del Departamento de Educación Católica encargado de la elaboración del curso sobre “Protección de menores y prevención de abusos sexuales”. Este curso estará dirigido, en distintas etapas, a todos los que en parroquias, instituciones o ámbitos de la Iglesia trabajan con menores o personas vulnerables. Y con el nuevo Equipo de Radio María.
La Secretaria ejecutiva de Cáritas y el Secretario del Departamento de Pastoral Social de la CEU se hicieron presentes para informar de las distintas actividades e iniciativas que se vienen realizando, para fortalecer la coordinación y colaboración con la Pastoral Social de las Diócesis. 
Los obispos han decidido postergar sin fecha el V Congreso Eucarístico Nacional dada la prolongación de la actual situación de pandemia.
Por último han elaboramos el Mensaje “Mirando con Dios este tiempo”, en el que ofrecen su mirada de pastores ante la realidad generada por la pandemia. El mensaje ha sido publicado el domingo 8 de noviembre, Solemnidad de la Virgen de los Treinta y Tres, patrona de Uruguay, donde desde el Santuario los obispos han realizado la oración de la Súplica a nuestra Madre del cielo por el fin de la pandemia y sus consecuencias .
El mensaje difundido desde el Santuario Mariano se divide en tres puntos: “Es tiempo de esperanza”, “Es tiempo de preocupación”, “Es, siempre, tiempo de Dios”. “En este tiempo de pandemia – inician los obispos -, que dejó sin efecto o en suspenso tantos proyectos personales y colectivos, cuyas consecuencias finales todavía no podemos avizorar, damos, en primer lugar, gracias a Dios por todo lo bueno que hizo surgir en los corazones de hombres y mujeres de nuestra tierra. En todo ello encontramos motivos de esperanza”. A continuación, mencionan las diversas actividades de solidaridad y ayuda que han surgido, la atención a las personas mayores, las nuevas formas de teletrabajo, el compromiso de las parroquias por mantener el contacto con los fieles a través de las redes sociales, el esfuerzo de los centros educativos católicos para no dejar a los alumnos sin educación, los servicios de la Iglesia y del Estado para las personas sin hogar y los migrantes ...
Entre las razones que despiertan temor, los obispos subrayan que “la salud sigue siendo un gran desvelo” no solo con respecto al Covid-19, sino también por aquellos que necesitan asistencia ordinaria y, en particular, por las personas solas. Al igual que “las inciertas perspectivas de la economía y de sus propios puestos de trabajo”, como la situación de los trabajadores informales, desempleados y no asegurados. También son preocupantes la falta de contacto con familiares y amigos, las tensiones que han crecido dentro de las familias obligadas a aislarse. “Más allá de los encomiables trabajos por mantener la enseñanza a través de plataformas digitales y del esfuerzo por recuperar tiempo a partir de las clases presenciales,
– prosiguen -, muchos padres y aún los mismos alumnos se preguntan sobre lo que significará este año escolar en su vida”.
La última parte del mensaje destaca que “siempre es el tiempo de Dios”. Si estos son los tiempos que se nos dan para vivir, es hora de considerar qué da sentido a nuestra vida, de buscar respuestas a las preguntas más profundas, “Esa respuesta la encontramos los cristianos en Jesucristo resucitado”. Es por eso que los obispos escriben, “Hay “un tiempo para cada cosa”, pero siempre es tiempo de Dios; tiempo donde Él nos manifiesta su amor y su presencia en diferentes formas. Siempre es tiempo donde es posible amar. Siempre hay un gesto, un servicio, un acto de amor que podemos hacer por los demás”.
Finalmente, interpretando las dudas y ansiedades de muchos, exhortan: “La pandemia no deja de plantearnos preguntas sobre el amor providente de Dios que permite estas realidades dolorosas que golpean el mundo. ¿Qué nos quiere decir Dios en esta situación? Buscando respuestas, a lo largo de la Palabra de Dios y en la historia de la iglesia vemos que estas calamidades han sido siempre recibidas como un llamado a la conversión, a dejar de lado el pecado y a volverse a Dios. También hoy los obispos del Uruguay queremos renovar nuestra confianza en Jesucristo, Señor de la historia, Salvador del mundo”.


Agenzia Fides
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