Yaundé – “Creo que ahora le toca al Jefe de Estado hacer algo y creo que puede hacerlo, es decir, declarar una amnistía para que haya paz y para que los niños puedan ir a la escuela”, pide el cardenal Christian Tumi, arzobispo emérito de Douala, en una entrevista difundida pocos días después de su liberación, tras el breve secuestro que sufrió el 5 de noviembre por separatistas anglófonos en el noroeste de Camerún .
El cardenal Tumi explica que sus secuestradores lo trataron bien y que incluso habló con ellos de política. “Querían saber cuál era mi opinión sobre la forma de gobierno en el país. Les dije: es federalismo”, dice el cardenal de 90 años. El arzobispo emérito de Douala está presionando para que se encuentre una solución pacífica a la crisis en las regiones anglófonas de Camerún. Además de la amnistía, pide que “el ejército vuelva al cuartel y estos chicos depongan las armas”.
La configuración de gobierno de Camerún es uno de los puntos de desacuerdo entre el gobierno y los separatistas. Durante el Gran Diálogo Nacional, llamado a buscar soluciones a la crisis secesionista , una de las propuestas más importantes de las ocho comisiones fue la de descentralización, con la concesión de un estatuto especial a las regiones del noroeste y el suroeste. Una solución de equilibrio entre el centralismo impuesto por el gobierno de Yaundé -principal causa de la crisis anglófona- y el federalismo exigido por muchos habitantes de las regiones noroeste y suroeste. Desde 2016, las dos regiones, en el noroeste y en el suroeste, se vieron inmersas en una crisis secesionista derivada de la solicitud de las poblaciones locales anglófonas de poder utilizar el idioma inglés en lugar del francés en la escuela y en los tribunales.
En febrero de este año, en una carta abierta al presidente de Camerún, Paul Biya, 16 obispos de 10 países de todos los continentes, pidieron “una solución duradera a los problemas de Camerún” a través de “un proceso de mediación que incluya a los grupos armados separatistas y a los líderes de la sociedad civil no violenta” .
En la carta, los obispos recordaron que “la violencia y las atrocidades cometidas por todas las partes en el conflicto han obligado a 656.000 cameruneses de habla inglesa a abandonar sus hogares, a 800.000 niños a dejar de ir a la escuela , a 50.000 personas huyeron a Nigeria, fueron destruidas cientos de aldeas y al menos 2.000 personas fueron asesinadas”.
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