Abiyán – “Para celebrar el 49 aniversario del paso al cielo de nuestro fundador, Giacomo Alberione, la Familia Paulina representada aquí en Costa de Marfil por las hijas de San Pablo comienza, con toda la gran Familia Paulina del mundo, un año dedicado a la Biblia”. Lo explica así sor Gemma Galfre, responsable de la comunidad de las hijas de San Pablo durante la celebración del 26 de noviembre de la apertura del año bíblico de la familia paulina en Costa de Marfil.
Según sor Gemma Galfre, “este año bíblico responde a la petición del Papa Francisco de ir a las periferias existenciales, es decir, donde el hombre no tiene razón para vivir, el hombre ha olvidado que hay una Biblia, un Dios que escribió esta carta a la humanidad”, explica, indicando que su misión en la Iglesia es alimentar la inteligencia, el corazón y la voluntad del hombre con la palabra de Dios. Aspectos, dice, que forman parte de la espiritualidad y formación de hijas de San Pablo y que intentan transmitir a los hombres y mujeres que encuentran.
La celebración inaugural del Año Bíblico estuvo presidida por el padre Mathieu Krou, secretario de la curia diocesana de Yopougon, quien en una breve exhortación a partir del Evangelio de San Juan 1, 1-14, invitó a todos en su vida diaria a meditar, escuchar y observar la palabra de Dios.
“Quien escucha la palabra de Dios y guarda esta palabra en su corazón, es a Dios a quien escucha, es a Dios quien guarda en su corazón y tiene la vida eterna. De ahí la importancia de la palabra de Dios en nuestra vida”.
El Año Bíblico, centrado en el tema “Para que se difunda la Palabra del Señor”, englobará distintas actividades: producciones bíblicas, semanas bíblicas y retransmisiones bíblicas emitidas por las emisoras de radio católicas del país. Se hará especial hincapié en la lectio divina, práctica que ayudará a meditar, rezar y vivir la palabra de Dios.
Las Hijas de San Pablo forman una congregación religiosa de derecho pontificio fundada en 1922 en Italia por el padre Giacomo Alberione y la hermana Tecla Merlo. Su propósito es difundir el Evangelio a través de la prensa y los nuevos medios de comunicación. Están presentes en los cinco continentes en 52 países con 220 comunidades.
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