Uagadugú – Las víctimas del asalto yihadista cometido el domingo 16 de febrero en la aldea de Pansi, ubicada no lejos de Sebba, en la provincia de Yahgha, en el norte de Burkina Faso , no eran un grupo de fieles protestantes reunidos para rezar, como se informó en un primer momento, sino que se trataba de un grupo de aldeanos de diferentes religiones.
Fuentes de la iglesia en Burkina Faso lo señalan a la Agencia Fides, indicando también que entre las 24 personas asesinadas, había un catequista católico. El catequista asesinado “era uno de los primeros catequistas enviados de misión cuando se fundó la diócesis de Dori, que corresponde aproximadamente a la parte del Sahel de Burkina Faso”, comentan las fuentes de Fides, que piden el anonimato por razones de seguridad.
Nuestras fuentes señalan que “el gobierno filtra mucho las noticias sobre los ataques yihadistas, pero ahora estamos sufriendo un par de ataques al día en el Sahel, con el consecuente aumento diario de víctimas”.
Tras el ataque, se decidió cerrar también la parroquia de Sebba. La diócesis de Dori tiene un territorio enorme, los católicos son alrededor del 2% de la población. Hay 6 parroquias, 3 de las cuales han sido cerradas debido a los ataques de los yihadistas. El clero ha sido agrupado en Dori, así como los catequistas titulares junto con sus familias. En el caso de Sebba, se trata de un centenar de personas, con los familiares de los catequistas, que se encuentran en las estructuras de la Catedral, a los que se suman los desplazados en los últimos meses de las otras dos parroquias cerradas anteriormente.
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