Sulaymaniyah - En Suleimaniya, en el Kurdistán iraquí, actualmente no hay tensiones, pero la situación de emergencia de prófugos y refugiados como consecuencia de la guerra contra Isis y la inestabilidad de Irak, no ha terminado. Este es el panorama dibujado, en una entrevista con Fides, por el padre Jens Petzold, religioso de Mar Musa , quien vive desde años en Kurdistán. “Durante tres años hemos hospedado en nuestra comunidad en Sulaimaniyah a los prófugos cristianos que han huido del avance de los milicianos del Estado Islámico. En el período más crítico, dormían, comían y vivían con nosotros 250 hombres, mujeres y niños. Una emergencia a la que pudimos responder gracias a la ayuda internacional y a nuestro compromiso personal. En septiembre los últimos refugiados dejaron nuestra comunidad y regresaron a sus casas. La mayoría de ellos provenían de Qaraqosh”.
Kurdistán ha acogido a 1,7 millones entre desplazados internos y refugiados. Sólo en la zona de Sulaymaniyah había 200.000, incluyendo 5 mil cristianos. “La emergencia no ha terminado. Muchos musulmanes sunitas no pueden y no quieren volver a su tierra natal por temor a las represalias chiítas. También tenemos numerosos refugiados sirios que no tienen deseos de volver a su patria, por temor a la inseguridad y a la precariedad”, explica el sacerdote.
Frente a esta emergencia, el padre Jens y los voluntarios que se turnan para realizar diversos proyectos en la comunidad siguen comprometidos. Lo más importante es la escuela de idiomas junto a las actividades teatrales. “Estamos pensando en crear una escuela popular. Y, junto con los cursos de idioma, introducir otras enseñanzas: historia, filosofía y literatura. Queremos ofrecer y ofrecemos estas actividades a todos: kurdos, prófugos y refugiados. No hacemos distinciones de religión u origen étnico”, amplió padre Jens, quien también trabaja con los voluntarios en Kanakawa, una aldea yazidí no muy lejana de Sulaymaniyah, donde ofrecen cursos de idiomas y de alfabetización.
“Atendemos a los jóvenes, porque si bien es cierto que la guerra terminó y que Kurdistán es estable , también es cierto que la economía flaquea. Debemos ayudar a los jóvenes a desarrollar habilidades útiles en el mundo del trabajo. El objetivo es crear una economía más estructurada y menos dependiente del Estado, para el cual trabaja la mayor parte de los empleados”, concluyó el sacerdote.
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