Roma - "La missio ad gentes es la forma original, el paradigma y el modelo que configura toda la misión evangelizadora de la Iglesia, porque expresa el anuncio del Evangelio y la transformación sacramental del mundo, haciendo que todos los pueblos sean discípulos misioneros del Señor Jesús. La especificidad de la missio ad gentes, dentro de la misión evangelizadora de la Iglesia, se encuentra en su peculiar relación con el encuentro personal con Jesucristo y su Evangelio, con la ausencia de una fe cristiana capaz de generar nuevas culturas, con mujeres y hombres cuyas religiones y cuyos pueblos todavía anhelan la salvación del pecado y de la muerte en el aquí y ahora de la historia humana", explicó el padre Fabrizio Meroni, PIME, Secretario General de la Pontificia Unión Misional, en un discurso pronunciado con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones, con ocasión de la apertura del año académico en la Pontificia Facultad Teológica "Seraphicum" de la Orden de Frailes Menores Conventuales.
En la intervención titulada "¿La misión ad gentes todavía interesa? Una reflexión teológica pastoral", el padre Meroni, director del Centro Internacional de Animación Misionera y de la Agencia Fides, explicó: "Conocer a Cristo o no conocerlo, ser bautizado o no ser bautizado, abrazar la fe cristiana y pertenecer a la Iglesia, vivir el Evangelio de la reconciliación y experimentar el perdón de Dios o no, hacen la verdadera diferencia…Para colaborar en la salvación del mundo, debemos amarlo y estar dispuestos a dar la vida sirviendo a Cristo, el único Salvador del mundo. Nosotros no tenemos un producto que vender, sino una vida que comunicar: Dios, su vida divina, su amor misericordioso, su santidad”.
El padre Meroni, secretario de la PUM, comentó con las palabras del Papa Francisco: "Es el Espíritu Santo quien nos envía, nos acompaña, nos inspira. Él es quien dirige la Iglesia, no nosotros . La misión, la conversión, el bautismo, la fe y el amor representan la voluntad del Señor Jesús con respecto a su Iglesia. Vender un producto con fines religiosos de lucro o de aumentar el número de seguidores, manipular la libertad de las personas en sus más profundas necesidades materiales y espirituales de salvación, sumadas a las ideologías y opiniones religiosas es proselitismo”.
La misión de Jesús, corazón y motivación de la misión de la Iglesia, es, en cambio, comunicación de la vida divina: "Dar la vida de Dios Padre, ofrecer la vida del Espíritu Santo, sacrificarse por la vida en Cristo, representa el origen y la finalidad de la misión, desde su forma original de missio ad gentes hasta su realización en la Jerusalén celestial, morada de Dios entre los hombres ".
Y concluyó: "La missio ad gentes, como primer anuncio a las personas, lugares y pueblos aún no transfigurados por la Pascua de Jesús, califica la evangelización de la Iglesia guiada por el Espíritu Santo en su tarea irrenunciable de penetrar, convertir y transfigurar el mundo hasta los confines de la tierra, para que todos podamos ser salvados. La missio ad gentes corresponde, aunque no se reduce a ella, a la necesidad natural inscrita en el corazón de todo hombre de ser salvado, es decir, de experimentar la plenitud de la vida en la victoria sobre el pecado, la enfermedad y la muerte. En la missio ad gentes la Iglesia está guiada por la salvación de Jesús hacia un mundo que Dios mismo, el Salvador, ya había creado y constituido para ser salvado en su Hijo Jesús".
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