ÁFRICA/CONGO R.D. - Jornada Mundial de las Misiones: la experiencia de un misionero que visita a los presos

Agenzia Fides Bukavu – Todas las semanas, Alex Goffinet, un francés de los padres blancos que desde 1962 está como misionero en África, visita la cárcel de Bukavu, en la República democrática del Congo. Escucha a los presos, les da consejos e intercede por ellos ante las autoridades penitenciarias. Con sus 86 años, sigue siendo muy activo y entre las muchas labores que lleva cabo, está la asistencia a los encarcelados. En la Agencia Fides queremos compartir su testimonio con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra el 21 de octubre.
“La Providencia - comenta-, me ha concedido las fuerzas para seguir trabajando en África a pesar de mi venerable edad, y le estoy agradecido. Dicho esto, ¿qué puede hacer un viejo misionero en un país inquieto como la R.D. del Congo?” .
El padre Alex continua explicando que un novicio llamado Arsène lo invitó un día a acompañarlo a la prisión central de Bukavu, capital de Kivu. “Es un lugar indescriptible, lleno de miseria, pero esa visita me hizo preguntarme: ¿qué sentido tiene ser misionero si no es el de estar entre los últimos? Desde entonces, todos los miércoles por la mañana, junto con los miembros del equipo pastoral, voy a la prisión”.
La cárcel de Bukavu es una especie de círculo infernal. Dos mil personas viven hacinadas, con condiciones de higiene muy precarias y con total promiscuidad, en una estructura que fue construida para albergar a 350 internos. Además los que tienen cadena perpetua comparten los mismos espacios que los culpables de delitos menores.
La cárcel de Bukavu no es una excepción con respecto a las demás cárceles del país. El Departamento de Estado de los Estados Unidos informa que “la mayoría de las cárceles en la República Democrática del Congo son muy duras y amenazan la vida”. Una evaluación que comparte la ONG Freedom House, la cual, en su informe “Freedom the World 2017” afirma que la mayoría de las cárceles tienen escasez de alimentos, hacinamiento y condiciones de salud inadecuadas.
“En la prisión de Bukavu, -continúa el viejo misionero-, estamos cerca de los prisioneros, tratamos de escucharlos y satisfacer sus necesidades básicas, y nos complace mucho que la colaboración con las autoridades sea buena. Los agentes penitenciarios son conscientes de las condiciones de hacinamiento: desde septiembre de 2017 hasta hoy la fecha hemos obtenido la liberación de 415 prisioneros”.
La liberación de un preso requiere un procedimiento legal que cuesta 50 dólares, una suma alta para la República Democrática del Congo. “La generosidad de muchos nos ayuda - concluye el Padre Alex-, pero no somos una ONG, no tenemos una oficina, todo es voluntario. Pagamos de nuestro bolsillo para viajar con los transportes públicos. Estamos cerca de los últimos y este es nuestro modo de ser misioneros”.
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