Dusambé - Hay motivos étnico-religiosos detrás de las tensiones en la Región Autónoma de Gorno-Badakhshan, situada en la parte oriental de Tayikistán. Es lo que Giannicola Saldutti, investigador asociado al Instituto de Estudios Avanzados en Geopolítica y Ciencias Auxiliares, con sede en Roma, dice a la Agencia Fides, en referencia a los disturbios que siguieron a la última visita del presidente Emomali Rahmon a la región, a mediados de septiembre. En esa ocasión, el jefe de Estado criticó la falta de compromiso de las autoridades locales en la lucha contra el tráfico ilegal de armas y drogas, particularmente floreciente en la zona fronteriza con Afganistán, y les dio un ultimátum de un mes para restablecer el orden.
“La cuestión de Gorno-Badakhshan es histórica y políticamente una de las más problemáticas de Asia Central. Tras la disolución de la Unión Soviética, la guerra civil tayika de 1992 tuvo como protagonista a esta región que exigía la autonomía de Dushambe por razones étnico-religiosas bien fundadas: sus habitantes se diferencian de los tayikos sunitas por la lengua pamiri y por el credo chiíta, que ve en el aga khan al líder espiritual”.
Gorno-Badakhshan es una región estratégica, tanto por su proximidad a Afganistán como por haber sido un foco de oposición gubernamental en la guerra civil de Tayikistán de 1992 a 1997. “Hay que recordar que el Gorno-Badakhshan, la región oriental de Tayikistán, situada en las laderas del Pamir, siempre ha sido históricamente resistente al poder central desde principios del siglo XX. De hecho, no se anexionó al Imperio Ruso sino hasta 1895 y, más tarde, a la URSS en 1925, como la República Socialista Soviética de Tayikistán”, dice el investigador. Según Saldutti, “la falla etno-cultural que corta a Tayikistán por la mitad es la prueba de lo frágiles y artificiales que son las fronteras de los países ‘stan’, considerando los criterios, a veces muy lábiles, con los cuales fueron establecidos”.
En la zona de Gorno-Badakhshan, las tensiones entre la población y el gobierno se han convertido ocasionalmente en violencia: en 2012, las fuerzas de seguridad tayikas llevaron a cabo una operación militar en esa zona, tras el asesinato de un líder provincial. Los enfrentamientos que siguieron entre el ejército y la población local del Pamir causaron la muerte de unas 50 personas. Dado los antecedentes, se teme que las tensiones actuales, así como la sustitución de muchos funcionarios políticos y de seguridad locales, puedan exacerbar el problema.
Según Saldutti, la situación es vigilada principalmente por China: “Recordamos, de hecho, que el Gorno-Badakhshan también limita con el Xinjiang chino, otra región de etnia uigure y de creencias musulmana, tradicionalmente recalcitrante ante el poder de Beijing. Por esta razón, la presencia militar china es cada vez más intensa y pesada en la frontera con Tayikistán. El Gorno-Badakhshan representaría un paso necesario para cualquier actividad terrorista o, más en general, criminal. Rusia y China, por otro lado, aparentemente no tienen la intención de seguir “balcanizando” el tablero de ajedrez euroasiático y de socavar la integridad territorial de Tayikistán. Moscú y Pekín sin duda tendrán que incentivar a Dusambé a ser parte de una transacción de poder que tenga como objetivo enfriar los espíritus independentistas y estabilizar la situación, reevaluando completamente las políticas que Tayikistán hasta ahora ha utilizado en relación con más de 200.000 de sus habitantes”, concluyó el investigador.
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