Roma – “La separación entre Sudán y Sudán del Sur ha dejado un gran vacío a nivel eclesial aquí en el Norte. Debido a la división del país, varios sacerdotes, religiosas y catequistas, que ahora se encuentran en lo que se ha convertido en un nuevo Estado, Sudán del Sur, han regresado a su tierra natal. Nos hemos visto afectados, principalmente, por la falta de catequistas para animar los aproximadamente 200 centros pastorales distribuidos en todo el territorio de la diócesis”, dice a Fides monseñor Yunan Tombe Triller Kuku Andali, obispo de El Obeid, en la parte noroeste de Sudán.
“Por otra parte, la guerra en el Sudán del Sur ha hecho que en nuestra diócesis haya un gran número de refugiados, más de 200.000 personas, a los que hay que sumar muchos más que no están registrados. Más de la mitad de los refugiados registrados son católicos y esto implica un reto a nivel pastoral, porque debemos ofrecerles no sólo ayuda humanitaria, sino espiritual. Por eso, hemos comenzado a formar catequistas entre los refugiados en los campamentos”, amplía el obispo.
La diócesis del Obeid se extiende por 888.939km² y cuenta con 11.842,000 habitantes, de los cuales 95.000 son católicos.
“La mayoría de los cristianos locales viven en las montañas de Nuba. La mayor dificultad que tenemos con este grupo numeroso de fieles es asegurar una educación religiosa en las escuelas públicas, obligatoria en las escuelas administradas por el Estado, que, por otro lado no imprime los libros para la formación de los católicos”, explica el obispo.
Según monseñor Andali “en Sudán no hay libertad religiosa real, sino una tolerancia hacia otras religiones no musulmanas. Podemos realizar nuestras actividades dentro de nuestras iglesias antiguas, pero no afuera. Las regulaciones estatales prohíben la venta de tierras a la Iglesia y la construcción de nuevas iglesias. Con la ayuda de la Iglesia universal hemos comprado viviendas privadas para llevar a cabo algunas de nuestras actividades pastorales. De esta manera podemos llegar a nuestros fieles para orar con ellos incluso en zonas donde no hay verdaderas iglesias”.
La guerra en el Sudán del Sur ha afectado seriamente a la Iglesia en ambos países. Además de Sudán, cientos de miles refugiados sudaneses del sur se encuentran en países vecinos como Uganda. “Conozco a Juba bien, porque fui rector del Seminario Interdiocesano de San Pablo en Juba desde 2012 hasta mi ordenación como obispo y mi establecimiento en El Obeid en 2017. Este año fui a visitar a los refugiados sudaneses del sur en Uganda y, para mi sorpresa, encontré muchas personas de Juba. Unos 280.000 fieles sudaneses del sur son acogidos en Uganda, pero no tienen asistencia religiosa”, destaca monseñor Andali.
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